Present Truth Magazine http://www.presenttruthmag.com El Zarandeo Del Adventismo 4 Un Intento por Salir Adelante: 1888-1950 Hemos visto que el adventismo del período de 1844-1888 fue uno de pobreza y de hambre en lo que toca a la doctrina de la justificación por la fe. Pero esto no fue todo. Algunas de las doctrinas fundamentales del cristianismo escaseaban tanto como la justificación misma. ¡Cuando uno lee el material producido durante este período no puede estar seguro si la pequeña comunidad remanente florecería o no como una verdaderamente cristiana! De hecho, a no ser por el muy inesperado reavivamiento de 1888, la historia bien pudo haber sido espantosa. En ocasión de la sesión de la Asociación General de 1888, en Minneapolis, la doctrina de la justificación por la fe impactó a la Iglesia Adventista con una furia inesperada. Fue como si la más verdadera razón de la existencia de la comunidad estuviera llamando a un pueblo ~co de vuelta a la vida y a una visión renovada. E. J. Waggoner y A. T. Jones fueron los instrumentos en la proclamación de la doctrina, dándoles apoyo considerable la misma Sra. White. El Mensaje de 1888 En la sesión de la Asociación General de 1888, E. J. Waggoner dictó una serie de pláticas en cuanto a la ley y el evangelio, 1 mostrando que el mensaje central de Gálatas era la justificación por la fe, y que la ley en Gálatas era la ley moral. Sus estudios continuaron hasta el jueves 25 de octubre.2 Durante la semana del 17 al 25, mientras Waggoner presentaba sus estudios, la Sra. White presentó seis discursos en el devocional matutino hablando de la necesidad de estar unidos a Cristo.3 Las exposiciones de ella dieron un gran énfasis a la justificación por la fe sola-énfasis casi totalmente ausente antes de la década de 1880.~ Habló de la doctrina de la justificación por la fe como de una verdad rescatada de la "compañía del error" y colocada en su marco correcto -queriendo decir con esto el marco adventista del séptimo día, que enfatiza a la ley y el evangelio. La mañana antes de que E. J. Waggoner concluyera su serie, el tenor de las pláticas de la Sra. White cambió. Ella declaró: "Nunca estuve más alarmada que en este tiempo presente".5 La causa de tal preocupación fue la apatía y el antagonismo mostrados en contra del mensaje de la justificación por la fe que se estaba presentando en la asamblea. Algunos se mostraron intolerantes hacia Waggoner.6 Sin embargo, la Sra. White endosó la enseñanza de Waggoner en lo que tocaba a la justificación por la fe sola: Veo la belleza de la verdad en la presentación de la justicia de Cristo relacionada con la ley como la expresó el Doctor IWaggoner] ante nosotros. Lo presentado armoniza perfectamente con la luz que Dios se ha placido darme durante todos los años de mi experiencia. Si nuestros hermanos ministros aceptaran la doctrina que tan claramente ha sido presentada-la justicia de Cristo en conexión con la ley-, y yo sé que ellos necesitan aceptar esto, sus prejuicios no tendrían un poder controlador el pueblo quedaría alimentado con su porción de pan a su debido tiempo. Dado que no se guardó un resumen oficial de los mensajes dictados por E. J. Waggoner en la asamblea, existe cierta incertidumbre en cuanto a lo que él presentó en realidad. L. E. Froom dice que el libro de noventa y séis páginas de Waggoner, Chr¡st and His Righteousness (Cristo y su justicia) refleja el mensaje de aquel tiempo. Pero dicho libro no menciona el verdadero centro de discusión-la ley en Gálatas y su relación con el evangelio. En su libro acerca de E. J. Waggoner, David McMahon está probablemente en lo correcto en esto cuando discurre que la publicación pre-Minneapolis The Gospel in Ga/atians (El evangelio en Gálatas), es más parecida a lo que realmente él presentó en la asamblea.8 Froom dice que las posiciones de Waggoner quedaron expresadas principalmente en sus tres libros, Christ and His Righteousness, TheGospe/in Crea tion (El evangelio en la creación> y Glad T¡d¡ngs (Alegres nuevas>. Con todo, la afirmación de Froom, de que existe "uniformidad y continuidad en la enseñanza que sigue a lo largo de estos tres libros",9 está expuesta a la duda en vista de las investigaciones recientes. En la década de 1 890 Waggoner comenzó a moverse en dirección del panteísmo, y esto se refleja en su libro The Gospel in Creation (1894> y en Ciad Tidings (1900). La gran luz de 1888 fue, que ninguna cantidad de mera obediencia humana puede satisfacer la ley divina. Por consiguiente, sólo Uno, que es tanto Dios como hombre, puede satisfacer a la ley en nuestro favor. Por fe sencilla puede obtenerse su justicia. Esta justicia no se ofrece meramente para el pasado sino para el presente y para el futuro también. Ciertamente aquí había una nueva nota en el adventismo. A. 1. iones lo pone en la siguiente forma: algunos lo aceptaron [el mensaje de Minneapolis en 18881 tal como fue dado, y estuvieron contentos por las noticias de que Dios tenía una justicia que pasaría el juicio y que sería aceptable a su vista-justicia mucho mejor que cualquiera que la gente pueda fabricar mediante años y años de ardua labor. Algunas personas casi se habían gastado las almas, tratando de fabricar un grado suficiente de justicia para poder pasar el tiempo de angustia y encontrarse en paz con el Salvador cuando él venga, pero no lo habían logrado. Estas personas estuvieron gozosas de descubrir que Dios ya había fabricado un manto de justicia y que lo ofrecía como un regalo gratuito a todo aquel que quisiera creerlo y lo tomase, y que sería suficiente ahora y en el tiempo de las plagas y en el tiempo del juicio y por toda la eternidad y lo recibieron gozosos tal y como Dios lo dio y de corazón dieron gracias al Señor por él.10 La idea de que el creyente no tenía parte alguna en la producción del manto de justicia, sino que sólo tenía que aceptarlo por la fe, era contraria al semi-pelagianismo de aquella época y difícilmente dejaría de provocar una reacción. Sin embargo, a la vez que hubo un avance, en 1888, Jones y Waggoner veían a la justificación como algo que, al menos en parte, era una obra de transformación subjetiva. La veían como el acto de hacer justo al pecador.11 No se hizo clara distinción entre la justicia imputada y la impartida)12 Como ya hemos visto, la gran luz de 1888 fue que Cristo era nuestro Sustituto en el santo vivir. Pero Jones y Waggoner no aclararon la perspectiva paulina y reformada en cuanto a cómo esta justicia permanece afuera del creyente. La puerta quedó abierta para ver esta sustitución en términos morales y ontológicos en vez de términos legales y jurídicos. Pronto Waggoner y Jones perdieron su camino. Tan pronto como para 1891, Waggoner había llegado a la conclusión de que lo que se hace en el cielo no tiene relación alguna con el problema del pecado. Lo que cuenta es lo que se hace en el pecador.13 Waggoner prosiguió directamente con estas ideas hasta el panteísmo.14 El problema del reavivamiento de 1888 fue doble. En primer ían lugar, a pesar de que Waggoner y Jones se movieron en la dirección de la Reforma, al enfatizar la necesidad del obrar y morir del Dios-hombre para pasar el juicio, no tuvieron luz suficiente para ver esto en la perspectiva completamente reformista del sólo Cristo. Segundo, el mensaje se enfrentó más a oposición que a una respuesta positiva. Esto significa que Waggoner y Jones perdieron la oportunidad de participar en una investigación corporativa de la verdad-una investigación que habría prevenido su caída en el panteísmo y ayudado a establecer sólidamente la comunidad adventista en el camino del evangelio de la Reforma. Podri'amos resumir todo este período, en general, y el período de 1888, en particular, con las siguientes palabras de la Sra. White: la justificación por la fe es ... el mensaje del tercer ángel en verdad. Hasta la fecha, no hemos visto la luz que responde a esta descripción.15 Sólo tenemos los destellos de los rayos de la luz que todavía ha de venir a nosotros. No estamos sacando todo el provecho que podemos de la luz que el Señor ya nos ha dado y así no recibimos la luz avanzante; no caminamos en la luz ya derramada sobre nosotros.16 Los Resultados de la Crisis de 1888 A pesar de la oposición en la asamblea de Minneapolis a la justificación por la fe, Waggoner y Jones, junto con la Sra. White viajaron a través de los Estados Unidos después de 1888 predicando el tema de la justicia de Cristo. Aún después de mudarse a Australia, en 1891,17 la Sra. White no dejó de emitir fuertes denuncias contra los dirigentes por su antagonismo.18 Algunos se arrepintieron de haber asumido aquella oposición y otros la mantuvieron. El periodo entre 1901 (cuando se reorganizó la iglesia para llevar a cabo un esfuerzo misionero más efectivo) y los primeros años de la década de 1920 fue un tiempo de asentamiento y de expansión para la obra.19 Este asentamiento se debió en gran medida a la crisis panteísta que experimentó la Iglesia Adventista en los primeros años de este siglo. El brillante Dr. J. H. Kellogg, con el apoyo de A. T. Jones y de E. J. Waggoner intentó convencer a la iglesia que adoptara un concepto extremo respecto de la morada de Cristo en su "templo"-punto de vista que equivalía a panteísmo. La limpieza del templo del corazón humano se convirtió en la gran preparación necesaria para el día de la aparición del Señor-un enfoque que sólo empujaba hacia un extremo la noción internalista de la justificación-noción que Waggoner adoptó después de 1888. Cierto adventista, Roberto Haddock, señaló que después de la crisis de 1905 la iglesia se tomó a un conservadurismo pre1888.20 Probablemente esta sea una evaluación precisa del per,'odo de 1888-1950 en su totalidad-hecho del cual testifican las "apologías" en favor de la iglesia en cuanto a su respuesta al mensaje de 1888. No obstante, el reavivamiento en torno a la justicia por la fe afectó profundamente la conciencia adventista desde aquel tiempo en adelante. Froom concibió la lucha de 1888 mayormente en términos de un conflicto entre los "distintivos" adventistas y las "verdades eternas" de la iglesia cristiana. Durante su temprana época <1844-1888), el adventismo comenzó a recapitular, en cierta medida, la historia de la iglesia cristiana. Separados de la corriente principal del cristianismo, los adventistas de aquel tiempo no estaban establecidos aún en algunas de las grandes verdades cristianas -principalmente la Trinidad, la deidad de Cristo, la naturaleza humana impecable de Cristo21 y su completa expiación en la cruz. Froom vio al 1888 como un gran paso al frente en el sentido de que este incidente condujo al adventismo a quedar plenamente establecido en las doctrinas de la Trinidad y de la deidad total de Cristo. Sin embargo, admitió que el reavivamiento no completó la consolidación de lo que él llamaba las "verdades eternas" (Le viene a uno la idea de que él sentía que su contribuci6n era la de ayudar al adventismo a quedar establecido en torno a la naturaleza humana impecable de Cristo y su expiación consumada en la cruz. Sin embargo, la agitación de estos puntos no comenzó sino hasta la década de 1950, por consiguiente, debemos posponer la discusión de este asunto hasta más tarde.) No es difícil entender por qué fue que la iglesia se "atrincheró" después de la crisis panteísta de 1905, especialmente dado que quienes intentaron introducir un nuevo énfasis en 1888 fueron hallados respaldando la herejía panteísta. El progreso se detuvo hasta la segunda mitad de este siglo, puesto que la evidencia indica que la comunidad adventista no hizo ningún progreso teológico significativo hasta la década de 1950. Sólo W. W. Prescott, desde 1905 hasta la década de 1920, mostró algún pensamiento creativo en relación al evangelio. Y aparte de algunas buenas perspectivas aquí y allá, no podía conducir al movimiento a pastos teológicos de mayor verdor. Como veremos, se intentó infundir vida al adventismo mediante la influencia del movimiento de santidad. Pero, lo que esto logró fue más bien el retraso y no el adelanto de la realización del objetivo adventista, a saber, el de llevar adelante la obra de la Reforma Protestante. La Doctrina de la Justificación hasta 1950 Durante el período de 1888-1950, los adventistas no estuvieron unánimes en su definición de la justificación. Por ejemplo, había algunos que definían a la justificación en el sentido católico romano de hacer justo a uno,?2 En un tratado publicado para mediados de la década de 1890, E. J. Waggoner parece aceptar esta definición indudablemente católico romana.23 Y, a pesar del hecho de encontrar oposición a sus puntos de vista romanos,24 se quedó con este concepto de la justificación. Más aún, el énfasis internalista de Waggoner, tal como se puede observar en las obras ya referidas, se intensificó.25 Es difícil entender cómo Froom pudo dar su aprobación a esos escritos de Waggoner.26 Froom dijo que Waggoner siempre estuvo correcto en el tema de la "justicia por la fe". Una de dos, o fue que (Froom "le tiró la toalla" a Waggoner o que él mismo no podía distinguir la diferencia entre la posición protestante y la católi ca romana en lo que concierne al significado de la justificación. 27 Entre otros que tomaron la posición no protestante, de que justilo ficar significa hacer a uno justo, se encuentran H. A. St. John,28 Carlos T. Everson,29 A. G. Daniells,30 A. W. Spalding,31 y Bruno Steinweg.32 Sin embargo, el énfasis mayor en el adventismo ha sido el entendimiento más protestante del significado de la justificación.33 W. H. Branson,34 Norval F. Pease,35 y una hueste de otros más están de acuerdo en que justificar significa declarar a uno justo. No obstante las excepciones, el movimiento ha seguido a Lutero y a Calvino en esto. Vimos ya que, entre los reformadores, a la justificación se le adjudicó la posición de artículo central, en derredor del cual se agrupaban todos los demás, o, en las palabras de Calvino, "el gozne sobre el cual gira toda religión verdadera". También vimos que en la era de 1844-1888 no se honró esta característica de la teología reformada. ¿Y qué diremos de la era de 1888-1950? Debe decirse que en este período generalmente se subordina la justificación a la santificación en un estilo católico romano. Señalaremos ahora dos puntos en relación con esto: 1. La justificación queda subordinada en el sentido de que se la contempla como eficaz sólo para los pecados pasados. M. C. Wilcox, siguiendo la tradición pre-1888, dice inequívocamente que la "justificacion. - - siempre se refiere al pasado".36 Este énfasis esencialmente wesleyano no es difícil de entender cuando se tiene en mente las raíces wesleyanas del movimiento, pero tenemos que ser críticos de tal énfasis en vista del recIamo del adventismo de estar adelantando la obra de la Reforma.37 Steinweg dice de C. P. Bolíman que éste escribió frecuentemente de la justificación por la fe.38 Pero aunque Bolíman estableció una diferencia entre la justificación y la santificación, relegó la justificación al comienzo de la experiencia cristiana. En el libro The Way of Life, Edwin Keck Síade se constituye en una influencia correctiva. Habla de la justificación como aplicable al pasado, al presente y al futuro39 2. En armonía con la forma de pensar de los primeros adventistas de 1844-1888 se subordina a la justificación catalogándola de sólo o mera justificación. NorvalF. Pease se expresa respecto de ella como de "mera mostrando claramente esta subordinación en su forma de pensar.40 El manuscrito de Steinweg41 sigue de cerca al de Pease, que fue escrito algunos años antes. Es muy interesante notar que también Steinweg habla de mera justificación y pasa a decir que en el pensamiento adventista, la justicia por la fe ha signifiier cado justificación y santificación. De que, entre los años de 1888 y 1950, se le da trato de mera la- a la justificación puede verse en el hecho de que la regeneración y la santificación son tenidas como etapas más elevadas en el proceso de la salvación. Norval E. Pease ha declarado que la contribución adventista ha sido la de darle un énfasis mayor a la santificación que a la justificación.42 Si lo que Pease quiere decir con esto es que los adventistas le han dado prioridad a la santificación sobre la justificación, entonces, su punto es irrefutable; pero de que esto constituya una contribución real para el mundo cristiano, eso está por verse. M. C. Wilcox pone el asunto en una forma tan escueta que merece que lo citemos: Si la justificación es preciosa, la regeneración lo es mucho más. La una es el perdón de los pecados pasados solamente, la otra incluye todo eso y además el cambio de la naturaleza que nos indujo a pecar.43 W. H. Branson, en su libro How Men are Saved (Cómo se salvan los hombres) no es más diplomático.44 Y Steinweg cita a M. L. Andreasen diciendo que el "poder sustentador de Dios" es el "mayor poder" en comparación a la justificación.45 Además, Andreasen dice que la necesidad (de la década de 1930) era la de santificación para que "podamos ganar mediante la fe, no sólo el perdón sino ese poder sustentador de Dios que nos capacitará. . - para ir y no pecar más".46 Esta era no rompe con el período anterior en cuanto a que la aceptación en el juicio final descansa sobre la base de la gracia interna de la santificación. Con este énfasis se garantiza la superioridad de la santificación en el proceso de la salvación. Ya antes señalamos que, tan temprano como para 1886, Unas Smith veía a la justificación como de utilidad únicamente para los pecados pasados y enseñaba la necesidad de la gracia para rendir una obediencia aceptable a la ley de Dios en tiempos subsiguientes.47 En 1889, establece llanamente que él no cree que el creyente puede guardar la ley de Dios con sus propias fuerzas. Esto verdaderamente, es obra del Cristo que mora en el interior, aquel que ha venido a cambiar nuestra naturaleza. Cristo perdona el pasado y ayuda al creyente a alcanzar una conformidad perfecta con la ley, mediante la cual puede pasar finalmente el juicio.48 Resulta alentador que la Sra. White hallara ocasión para hacer escarnio de la declaración de Smith.49 G. 1. Butíer tenía la misma visión de Smith;50 y a pesar de la respuesta de la Sra. White a Smith, A. V. Olson en el libro Through Crisis to Victory cita con aprobación la declaración de Butíer para mostrar que Butíer creía realmente en la justicia por la fe~1 Después de 1891, E. J. Waggoner, a la vez que enfatiza la obediencia activa y pasiva de Cristo, afirma que Cristo efectuaba ésta en el corazón del creyente. De aquí que, junto a la tónica de la Reforma, existe también un fuerte énfasis católico romano. W. H. Branson recoge este énfasis tridentino en 1950 y habla de los que cumplen con los requisitos de la ley mediante el poder del Cristo inmanente.52 Si secree que esta justicia impartida es aquello sobre lo cual depende el creyente para su aceptación en el juicio final-y tal es el caso-, no resulta difícil ver a la santificación convertirse en la pasión que todo lo absorbe. El evangelio de la Reforma fue el evangelio de la justicia de Cristo puesta a la cuenta del pecador. A la vez que se reconocía que la santificación se recibe como el inseparable don acompañantede la justificación, los reformadores vieron al hombre just¡ficado como siendo totalmente justo únicamente en Cristo, y no, en momento alguno, en sí mismo. El adventismo ha pensado de otra forma. El tema del perfeccionismo ha sido un tema repetido. En la misma medida que esto es verdad tampoco se le ha dado repercusión al simul ¡ustus et peccator (justo y pecador a una misma vez) de la Reforma. Pease se siente un tanto avergonzado por la presencia del perfeccionismo y lo ve como algo que no ha sido el punto de vista de la mayoría.53 Sin embargo, esto queda expuesto a la duda. Y, como veremos más adelante, tal parece que la doctrina perfeccionista se ha constituido en la posición oficial de la sección publicadora de la iglesia en la Review and Herald. El elemento perfeccionista dentro del adventismo tiene un aspecto positivo y uno negativo. Positivamente, en lo que se refiere a la Reforma, se desprende de una perspectiva correcta; que si uno ha de pasar el juicio, ninguna cosa menor que la justicia perfecta podría bastar para esto. En la medida que el adventismo se ha aferrado a esto ha honrado un aspecto de la teología reformada que muchos protestantes han descuidado. Sin embargo, hablando del aspecto negativo, los adventistas han fracasado al no apreciar la respuesta de la Reforma a la necesidad de la justicia perfecta. En vez de mirar al Cristo que está a la diestra de Dios, como hicieron los reformadores, los adventistas se han mirado a sí mismos-asistidos, por supuesto, del Espíritu inmanente o el Cristo interior-para producir tal justicia. Durante el período de 1920-1930 se levantó un énfasis dentro del adventismo en torno a la "vida victoriosa". La forma de expresión de este énfasis resulta indistinguible de la que utiliza el "movimiento de santidad" evangélico. De hecho, como lo demuestran Wieland y Short,54 gran parte de la literatura adventista se debió abiertamente a autores del frente evangélico. En la teología de santidad está implícito el perfeccionismo. De acuerdo al movimiento de santidad, la perfección se recibe mediante una poderosa dotación divina en el creyente, y esto,por encima y más allá de lo experimentado por creyentes que meramente han sido justificados. Se ablanda al pelagianismo craso hasta convertirlo en un semi-pelagianismo refinado al estilo de Trento. Se pone el énfasis sobre el Cristo interior que vive su vida perfecta dentro y mediante el creyente.55 Algunos dentro del adventismo igualaron el pietismo evangélico de "la vida victoriosa" a la justicia por la fe dándole así clara articulación al perfeccionismo implícito del movimiento.56 Norval Pease no logra ver cómo esa tendencia perfeccionista resulta opuesta a la pretensión adventista de continuar el evangelio de la Reforma y, aunque se evada tal cosa, también es contraria al reclamo de que su mensaje es algo que ni los católicos romanos ni los protestantes evangélicos poseen.57 A. G. Daniells58 en el libro Cristo nuestra justicia da una declaración protestante de lo que es la justificación,59 pero luego habla de su contenido en términos santificacionistas reminiscentes de Trento.60 Dice que la experiencia de la justificación es recibir "su justicia [la de Cristo] y su vida", y que esto es una "transformación maravillosa" una "gran transacción por la cual los pecadores son cambiados en santos"61 Se nos dice que la justicia por la fe incluye la vida victoriosa sobre el pecado "mediante Cristo que habita interiormente".62 Podrían citarse muchas otras obras para ilustrar la influencia perfeccionista del movimiento de santidad implícita en el adventismo,63 influencia cuyo énfasis mayor descansa sobre el Cristo que vive su vida adentro y mediante el creyente. La vindicación del carácter de Dios ante los cargos levantados por Satanás, probando que la ley de Dios puede guardarse adecuadamente, aun por débiles mortales que sufren los efectos de seis mil años de pecado, se constituyó en el reto fundamental del perfeccionismo adventista. Dicho perfeccionismo alcanzó su más diáfana expresión en la enseñanza del teólogo M. L. Andrea-sen :64 Será en la ultima generación de los hombres que vivan sobre la tierra cuando se revelará totalmente el poder de Dios para santificación. La demostración de ese poder es la vindicación de Dios. Esta lo exonera de cualquiera y de todos los cargos que Satanas levantó contra él. En la última generación Dios queda vindicado y Satanás derrotado.65 En la generación final Dios quedará vindicado-Satanás encontrará su derrota en el pueblo remanente. Se le hará frente y quedará completamente refutado el cargo de que no puede guardarse la ley de Dios. Dios no producirá uno solo o dos que guarden sus mandamientos, sino todo un grupo denominado como los 144,000. Ellos probarán falsa la acusación de Satanás en contra del gobierno del cielo.66 Mediante la generación final de los santos Dios quedará finalmente vindicado. A través de ellos derrota a Satanás y gana su caso. Ellos integran una parte vital del plan de Dios .~ El [Pablo] no reclama la perfección absoluta, equivalente a la santidad, pero sí reclama una perfección relativa. ¿Alcanzará alguien alguna vez la perfección que Pablo dijo no haber alcanzado? ¿Pero, alcanzarán alguna vez ese nivel? Nosotros lo creemos así. Léase la descripción de los 144,000 en Apocalipsis 14:4, 5. - 68 Antes de que venga el fin Dios tendrá un pueblo al que no le faltará don alguno. Reflejará la imagen de Dios plenamente.69 Resumen Los adventistas del séptimo día profesan ser los "herederos remanentes" especiales de los reformadores. A pesar de esto, la teología fundamental del evangelio adventista durante el penodode 1844-1950 llevó algunas veces más afinidad con el Concilio Católico Romano de Trento que con los reformadores protestantes. El área crucial del manejo adventista del evangelio ha sido, hasta este punto de nuestra investigación, la relación entre la justificación y la santificación, El peculiar entendimiento adventista de la justicia por la fe ha influido en la forma como el movimiento enfoca esa relación. La teología adventista desde 1844 hasta 1950 ha estado confundida en la relación que existe entre la justificación y la santificación. La característica fundamental de esta confusión es la subordinación de la justificación a la santificación. Algunas veces, esto encontró su expresión en la definición de justificación como algo que incluye a la renovación santificacionista. Además, la subordinación contenía un aspecto cronológico en el sentido de que veía a la justificación mediante la imputación de la justicia extrínseca (externa) de Cristo en términos del pasado solamente. Se dio a la justificación el estado de mera, mientras que se veía a la santificación mediante la renovación interior como el medio de aceptación en el juicio. Mano a mano con esta subordinación camina la noción no-reformada del perfeccionismo en el aquí-y-ahora. De esto se desprende que la justicia por la fe adquiriera el significado de ambas cosas-justificación y santificación, pero principalmente santificación. Si hubiera alguna diferencia entre los dos períodos examinados hasta ahora es un progreso que se deja ver desde un pelagianismo extremo en el período más temprano (1844-1888) hasta un semi-pelagianismo más refinado en el periodo subsiguiente (1888-1 950). El semi-pelagianismo de esta perspectiva, en la teología adventista, en gran parte tridentina, ha perpetrado una infracción de la libertad de Dios. Hay pocas dudas de que esto haya sido causado principalmente por el fracaso que el movimiento ha tenido en darle a Cristo la prioridad teológica, como lo hicieron los reformadores. La determinación cristo lógica de sólo por gracia habría tenido un gran efecto, manteniendo soberana la divina iniciativa y tambien la pecaminosidad del creyente. Al revisar la evidencia no hay sombra de duda de que en la teología adventista del período de 1844 a 1950 se minimiza a la encarnación. O simplemente se la olvida (1844-1888> o se la transfiere a un nuevo lugar (1888-1 950): a saber, al creyente. La teología evangélica adventista entre 1844 y 1950 fracasó al no darle eco al entendimiento reformado de la gracia de Dios, definida como Dios mismo en Cristo. La subordinación de la justificación a la santificación transgrede el entendimiento distintivo de la gracia según los reformadores en las siguientes formas: 1. Mientras que los reformadores fijaron supremamente su atención en la gracia de Dios manifestada en la encarnación, la teología adventista ha sido principalmente hagiocéntrica (centralizada en el creyente). El por fe sola de la Reforma lleva como foco al "Cristo por mi" y no al "Cristo en mi". Por esto es que siempre existe en ella la determinación de mirar fuera del creyente más bien que de mirar al creyente o al Cristo en el creyente, como se hace en el tridentismo o en el adventismo. 2. Los reformadores trataron la relación de la gracia foránea de Dios en Cristo para el creyente en el marco calcedónico. Pero, la relación entre Cristo (la gracia de Dios) y el creyente, queda sospechosamente ambig~ia en el adventismo (y en el evangelicalismo pietista, del cual el adventismo cogió prestada su piedad de la "vida victoriosa"). Este es el caso, particularmente, después de 1888. Lo que se quiere manifestar realmente con expresiones tales como "Cristo obedeciendo la ley en nosotros", "esta [obediencia] no es nuestra sino de Cristo" o "todo es de él" nunca es, a nuestro entender, tanto en el adventismo como en el evangelicalismo, algo definido. Pero debe significar una de dos, o la total negación de la humanidad del creyente (por el interés de defender a Cristo), o algún tipo de fusión de Cristo y el creyente que destruye las propiedades de cada uno. Una cosa queda clara, que la posición de la Reforma del por fe sola, no es compatible con tal unión. Es probable que este énfasis de "Cristo en mi provea el ímpetu para la doctrina del perfeccionismo. Porque, después de todo, si no hemos de tener un Cristo inmanente pecaminoso, debemos tener un receptáculo impecable (el creyente). Debidoaqúeel creyente está ineludiblemente limitado en el proceso de la santificación, la correcta relación entre la justificación y la santificación siempre con lleva que se mantenga una correcta relación entre Cristo y el creyente. De aquí que en la teología adventista del evangelio, la justicia por la fe no es sólo justificación y santificación, sino principalmente santificación. Aquello que en la teología de la Reforma es exclusivamente justificación es constituido casi exclusivamente en santificación con un énfasis sobre la prima gratia (gracia precendente) que destruye la personalidad del creyente. 3. Cuando se le da la prioridad a la santificación, como sucede en la teología adventista, queda erradicado el simul justus etpeccator de la Reforma. Pero cuando se mantiene a la santificación bajo la línea de fuego de la ametralladora de la justificación (Thielicke), se mantiene a la vista la diferencia cualitativa infinita entre la gracia de Dios en Cristo y el creyente. Por otro lado, si se reduce la justificación al papel de sierva de la santificación entonces resulta siempre más fácil salvar el abismo que, en otro caso, permanecería entre el perfecto obrar y morir de Cristo, y la experiencia del creyente. De modo que, el por fe sola de la Reforma fue la radicalización en la idea de que la gracia es de otro (de Cristo). Por supuesto que alguno puede objetar que lo que pasa el juicio es la justicia de Cristo en el creyente y no el creyente mismo. Pero esta apropiación ontológica de los méritos de Cristo puede lograrse únicamente a expensas de la humanidad del creyente. Fue por causa de la perspectiva del simul justus et peccator que Lutero vio la vindicación (o justificación) del creyente en el juicio final como la consumación de lo que ya había sido inaugurado en Cristo.70 La base de aceptación al final es la misma que la del principio del proceso de la santificación. Lo que sostiene a ambas cosas juntas es la fe. Y es la justicia extrínseca de Cristo lo que constituye la base de aceptación y no la justicia de la renovación interna.71 Este enfoque provee un marcado contraste con el adventismo. Por lo general, antes de 1888 el comienzo del proceso de la santificación era, hablando en términos generales, el perdón de los pecados pasados mediante la muerte de Cristo, mientras que se basaba la aptitud para pasar el juicio final sobre la obediencia del creyente a la ley. Esto fue refinado después de 1888. La base de la aceptación, tanto al comienzo como al final vino a ser la vida y la muerte de Cristo en el creyente y no el vivir y morir de Cristo por el creyente. El sola fide (por fe sola) de Lutero quedó oscurecido. Queda por verse aún cómo lucen los "herederos de los reformadores para el tiempo del fin" en el período moderno del movimiento. 1. General Con ference Daily Bulletin (Boletín de la Asociación General, 'Procedimientos del día segundo", oct. 19 de 1888. pág. 2. 2. La serie de Waggoner sobre Gálatas trajo controversia. Nótese el siguiente comentario: "Las disertaciones condujeron a una investigación más detallada de la verdad, y se espera alcanzar la unidad de la fe en este importante asunto" (General Con ference Dally Bulletin, oct. 26 de 1888, pág. 3). 3. Ibid. 4. Véase a Elena G. de White en "Avanzando en la experiencia cristiana" Ms. 8, 1888; publicado en Through Crisis to Victory de Olson, págs. 260-269. 5. Elena G. de White, Ms. 9, 1888, pág. 1. 6. Véase a Elena G. de White en el Manuscrito 15, 1888. 7. Ibid., pág. 2. 8. David McMahon, E. J. Waggoner: The Myth and the Man (E. J. Waggoner: El mito y el hombre). 9. Movement of Destiny de Froom, págs. 200-201. Compárese con págs. 188-217. Un examen de estos libros en sí mismos, mostrará que Froom exa~ra su caso cuando dice que todos ellos reflejan en estilo de "compendio documental" lo que Waggoner dijo en 1888. Parece que a veces Froom actuaba más en carácter de apologista y pensador imaginativo que en el de historiador objetivo. 10. General Con ference Daily Bu//edn, 1893, pág. 243. Para otras ilustraciones de la posición de A. T. Jones compárese con el artículo de A. T. Jones en The Present Truth del 11 de Feb. de 1892, págs. 42-44. Compárese también con The Revela tion of God . 13. Véase a E. J. Waggoner, en "El borramiento del pecado", Reviewand Herald del 30 de sept. de 1902, pág. 8. Los siguientes son ejemplos de la posición de Waggoner: "El [Cristo] muestra su justicia [la de la ley] cum pliendo o haciendo lo que demanda, no simplemente por nosotros, sino en nosotros. . . . el hecho de que nosotros no podamos obtener la justicia de la ley de ninguna otra forma sino mediante la crucifixión, resurrección y y vida de Cristo en nosotros muestra la infinita grandeza y santidad de la ley" (Idem, The Glad Tidings, pág. 96>. ". . . El [Cristo] llega a ser nuestro sustituto. . . tomando nuestro lugar literalmente, no en vez de nosotros, sino viviendo dentro de nosotros y viviendo nuestra vida en nosotros y por nosotros, y de esto se desprende inmediatamente que la misma ley deba es tar en nuestros corazones [la que estuvo en el corazón de Cristo] . . (pág. 171>. Compárese con la página 169. Nótese además: ". . . Su nombre es 'Dios con nosotros' de modo que creer en su nombre significa sencillamente creer que él habita personalmente en todo hombre, en toda carne. Nosotros no hacemos que esto sea así por creer; es así, ya sea que lo creamos o no: nosotros sencillamente aceptamos el hecho que nos revela toda la naturaleza" (págs. 80-81). 14. Véase a Froom en Movement of Destiny págs. 349-356. Para referencia de Waggoner en su teología panteísta véase a E. J. Waggoner en su libro El evangelio en la creación, págs. 98-99; idem, The Glad Tídings, págs. 80-81. 96, 169, 171. En 1891 Waggoner rechazó totalmente toda idea de que la justificación por la fe fuera una transacción legal que se efectúa en el cielo. Compárese con idem, Confession of Faíth (Confesión de fe>, págs. 10-15. 15. Elena G. de White, Reviewand Herald, abril 1, 1890. 16. Ibid., junio3de 1890. 17. Véase a E. G. White en Testimonios para los ministros, págs. 73-74, 76-77, 86-95. 18. Los líderes de la iglesia pidieron a la Sra. White que regresara a los EE. UU. en 1896 pero ella dijo que no lo haría porque ellos seguían en tinieblas. Compárese con Testimonios para los ministros págs. 399, 402. 19. Las impresiones que obtengo de los escritos de la Sra. White durante este período son más o menos que ella se resignó a la idea de que la iglesia todavía permanecería por algún tiempo más en la tierra. Ella escribió en Australia en 1898 El Deseado de todas las gentes, Profetas y reyes y Elministerio de curación, que escribió entre 1901 y 1915, año de su muerte. No fue que ella dejara de hacer llamados a la iglesia para que procurara normas cada vez más altas. Ella siguió haciendo lo mismo de siempre y no dejó de ejercer, en este sentido, una extensa influencia sobre el movimiento. Sin embargo, a uno le da la impresión de que el rechazo de la luz de 1888 fue un factor que causó gran retraso en la realización de lo que el movimiento creía ser su misión divinamente encomendada. 20. Véase a Roberto Haddock en "A History of the Doctrine of the Sanctuary in the Advent Movement: 1800-1905" (Una historia de la doctrina del santuario en el movimiento adventista: 1800-1905), pág. 372. Compárese con págs. 239-7 0. 21. Los adventistas nunca han dudado de la impecabilidad de la vida de Cristo pero frecuentemente han enseñado que él heredó "carne pecaminosa. Un Intento por Salir Adelante: 1888-1950 65 22. Por ejemplo, E. J. Waggoner en Christ and His Righteousness, pág. 61. Sin embargo, en la pág. 63, Waggoner lleva un tono más protestante: este perdón consiste simplemente en la declaración de su justicia [la de Cristo] 23. E. J. Waggoner en The Power of Forgiveness (El poder del perdón>. Compárese con idem, en The Present Truth del 20 de octubre de 1892, pág. 323. 24. Véase a E. J. Waggoner en The Present Truth del 23 de abril de 1896, pág. 259. 25. Véase la nota 9 de este capítulo. 26. Véase MovementofDestinyde Froom, págs. 526, 530. 27. A. V. Olson revela que Froom no fue el único que adoptó una actitud favorable hacia las obras panteístas de Waggoner: "Como un mes después de haber escrito las líneas acabadas de citar, el pastor Danielís escribió otra carta a W. C. White fechada 12 de mayo de 1902, y se refino de nuevo a la referida situación según sigue: 'Estoy profundamente convencido de que algo debe hacerse para colocar un faro de luz en los hogares de las gentes. No sé de otro libro mayor para lograr esto, aparte de la Biblia, que el libro del hermano Waggoner'. El libro al cual se refirió el pastor Danielís fue The Everlasting Covenant (El pacto eterno) por J. H. Waggoner" (Through Crisis to Victory, Olson, pág. 231>. Olson le adjudica equivocadamente el libro The Everlastíng Covenant a J. H. Waggoner. Sin embargo, este fue escrito por su hijo E. J. Waggoner. El punto en cuestión es que The Ever Iasting Covenant contiene tanto panteísmo como la perspectiva explícitamente católico romana de la salvación. Uno se pregunta por qué Danielís, Froorn y Olson no sabían esto. ¿Sería que ellos pensaban que tal era la ita doctrina protestante? 28. Cómo puede un hombre injusto llegar a ser justo? Bien, la contestación es sencilla. Cristo es el Sol de Justicia, él puede escribir y escribirá la ley en los corazones de todos los pecadores verdaderamente penitentes. Mediante su Espíritu se derrama el amor de Dios en el corazón. se quita la mente carnal y se la sustituye con una mente espiritual. Así es como recibe el pecador la justicia de Cristo como don gratuito" (H. A. St. John, The Sun of Righteousness [El sol de justicia] , pág. 76). 29. Carlos 1. Everson, "Salvados por gracia" en Typical Evangelistic Sermons (Sermones evangelísticos típicos). Recomendado por la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. Disponible hoy día en forma de folleto. 30. "La 'justicia por la fe' no es una teoría. La gente puede tener una teoría de ella y al mismo tiempo ser ignorante de 'la justicia de Dios' . -La 'justicia por la fe' es una transacción, una experiencia. Es una sumisión ite: 'la justicia de Dios'. Es un cambio de relación delante de Dios y su ley. De Esuna regeneración, un nuevo nacimiento. Sin este cambio no puede haber esperanza para el pecador, por cuanto permanecería bajo la condenación de la incambiable y santa ley de Dios (Danielís, Cristo nuestra justicia, pág. 21). Enfasis del original. En otros lugares Danielís dice que la justifica ción es "declarar" justo y que es por imputación. Con todo, al igual que Agustín y Lutero en su época temprana, confunde a la justificación con la 196, regeneración, y por lo tanto milita en contra de la realización de la misión adventista. 31. "La justificación. - - es una experiencia no un argumento. Es el nuevo nacimiento" -Arturo W. Spalding en Origin and History of Seventh-day Adventists