C�mo vivir una vida victoriosa


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2. Psicol�gicamente


La justificaci�n y la santificaci�n est�n relacionadas psicol�gicamente. Tenemos la certeza de que aqu�l que nos hizo entiende perfectamente nuestra naturaleza humana, y a fin de salvarnos, obrar� en armon�a con nuestras necesidades psicol�gicas m�s profundas.
No es posible tener una vida de santidad (compa�erismo con Dios) a menos que primero estemos convencidos de que somos aceptables y agradables ante Dios. Esta convicci�n no puede basarse en nuestro desempe�o pasado, presente o futuro. Lo primero que Dios desea que sepamos es que �l est� totalmente satisfecho con Jes�s; lo ha aceptado como justo y se complace en �l. �Qu� implicaciones tiene esto para nosotros? Cristo es nuestro representante. El lleva nuestra humanidad ante la presencia de Dios, y �l acepta nuestra humanidad en la persona de su Hijo. Es suficiente que nosotros sepamos que Jes�s es acepto. Esta es la fe que nos capacita para servir a Dios libre, gozosa y espont�neamente. Si un creyente trata de vivir la vida cristiana para asegurar su aceptaci�n para con Dios, inmediatamente se oxidan los resortes de una obediencia libre, agradecida y espont�nea. Dios est� m�s interesado en el motivo del servicio que en el desempe�o en s�. Cuando se pierde la justificaci�n por fe, s�lo podremos trabajar en la vi�a del Padre como el "hijo mayor" de la par�bola del hijo pr�digo. La autoridad de Dios se encuentra sobre nuestras espaldas en lugar de estar en nuestros corazones. Al vivir as� tomaremos cuidadosa cuenta de los a�os de servicio "leal," y nos encontraremos m�s ciertamente dentro del corral de cerdos de lo que estuvo el hijo menor.
Ya que el amor es la esencia de la santificaci�n (Rom. 13:10), debemos recordar la ense�anza de Jes�s de que aqu�l a quien mucho se le perdona (justificaci�n), mucho ama (santificaci�n) (ver Luc. 7:40-47). El que escucha la palabra de justificaci�n ("ni yo te condeno...") es el �nico que estar� psicol�gicamente calificado para obedecer el mandamiento de santificaci�n ("...vete, y no peques m�s") (ver Juan 8:3-11). Dice W.G.T. Shedd:
"La mayor motivaci�n que un cristiano puede tener para obedecer la ley divina es el hecho de que ha sido perdonado por gracia cuando transgredi� la ley. Busca la santificaci�n porque ha recibido justificaci�n. Obedece la ley, no para ser perdonado, sino porque ya ha sido perdonado. 2 Cor. 5:14-15, 'Porque el amor de Cristo nos contri�e... para que los que viven, ya no vivan para s�, sino para aqu�l que muri� y resucit� por ellos.' Y el amor del que se habla aqu�, es el amor redentor de Cristo. 2 Cor. 7:1, 'Puesto que tenemos tales promesas [de perd�n], limpi�monos de toda contaminaci�n de carne y de esp�ritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.' Debido a que Dios ha borrado todos sus pecados pasados, el creyente tiene la m�s estimulante de todas las motivaciones para resistir todo pecado futuro. Si Dios no hubiera perdonado el pasado, ser�a in�til luchar en el futuro" William G.T. Shedd, Teolog�a Dogm�tica.
La justificaci�n tambi�n libera el alma para el verdadero servicio cristiano. El Dr. W.H. Griffith Thomas lo expresa de esta manera:
"La justificaci�n es tambi�n el secreto del verdadero servicio espiritual. El alma, ahora sin ansiedad acerca de s� misma, se encuentra libre para ejercitar inter�s por otros; el coraz�n lleno de paz, para promover la salvaci�n de aquellos que se encuentran alrededor de �l" W.H. Griffith Thomas, The Principles of Theology, p. 194.

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