Alrededor del mismo comienzo del per�odo contempor�neo se present� nuevamente entre algunos l�deres influyentes del adventismo el sentimiento de que no todo andaba bien con el movimiento "remanente" que hab�a sido llamado por Dios para adelantar la Reforma detenida del siglo diecis�is. El "fuerte preg�n" no hab�a sido dado. El Se�or no hab�a venido. En este respecto el tiempo al cual nos referimos fue an�logo al per�odo previo a 1888, cuando Elena G. de White llam� la atenci�n hacia el estado laodicense del movimiento.
Ernesto D. Dick nos da un interesante diagn�stico del problema en la publicaci�n Aflame for God (Encendidos para Dios).2 El escribe sobre el t�pico "El coraz�n de nuestro mensaje".3 Dice Dick: "La justicia por la fe [es] el coraz�n del mensaje [adventista]" y se�ala que �ste fue el asunto b�sico en la Refor ma Protestante y en la sesi�n de la Conferencia General en Minne�polis en 1888.~ Sin embargo, Dick dice que desde 1844 hasta 1888 la Iglesia Adventista no hab�a experimentado una predicaci�n Cristo-c�ntrica y que, por consiguiente, hab�a ca�do presa del legalismo y de un bajo tono espiritual.5 Dick cita a la Sra. White quien dijo que "la doctrina de la justificaci�n por la fe ha sido perdida de vista por muchos que profesaron creer en el mensaje del tercer �ngel".6 Pero, �qu� del tiempo que sigue hasta 1950? Dick dice: "A�n no hemos echado mano de aquel importante mensaje de la asamblea de Minne�polis en 1888 como Dios quer�a que lo hici�ramos ~ La iglesia permanec�a a�n en el estado de Laodicea.
Roy A. Anderson insisti� en que la respuesta al dilema yac�a en una "predicaci�n Cristo-c�ntrica", y a�adi� a su alegaci�n mucho apoyo de los escritos de la Sra. White para mostrar que Jes�s deb�a ser el centro de toda doctrina-hecho que, como Dick apunt�, gran parte de la predicaci�n y ense�anza adventistas tradicionales no hab�an honrado hasta el grado que deb�an hacerlo. Los ministros del evangelio deber�an estar "encendidos para Dios". A este �nfasis se le dio expresi�n en estudios de conferencias adventistas del s�ptimo d�a tanto en los Estados Unidos como en Australia. Se cre�a que esta predicaci�n Cristo-c�ntrica era lo que le faltaba a la iglesia. Tal predicaci�n la reavivar�a y rescatar�a del "estado de pobreza y desnudez" en que ella se encontraba en su mayor�a.
Roberto J. Wieland regres� desde su puesto en Africa y se encontr� con el �nfasis de la predicaci�n Cristo-c�ntrica y su entusiasmo acompa�ante. Pero no qued� impresionado. En lo que a �l concern�a la iglesia estaba en confusi�n-una confusi�n que se expresaba a s� misma en el fracaso de no distinguir la diferencia que existe entre predicar a Cristo y predicar al anticristo. Para Wieland este "nuevo" �nfasis no era menos que el m�todo de los "babilonios" (es decir, las denominaciones pro testantes evang�licas).8 -Todo esto fue expresado por el Sr. Wieland en una carta dirigida a la Asociaci�n General de la Iglesia. Naturalmente, los l�deres quedaron aturdidos por tal sugerencia.
Wieland a�adi� a su carta una monograf�a preparada en colaboraci�n con D. K. Short; 1888 Re-examined (1888 Re-examinado), la cual presentaron a los oficiales de la Asociaci�n General como un manuscrito privado. Sin embargo, el hecho es que se infiltr� hasta la m�s amplia matr�cula de los adventistas y caus� no peque�a agitaci�n. El material era explosivo. Losautores ganaron acceso a hechos concernientes a 1888 que todav�a no hab�an llegado a los o�dos de los adventistas. Como qued� se�alado en el ap�ndice A, de A Warning and Its Reception, el manuscrito provoc� respuestas formales de parte de la Asociaci�n General de la Iglesia. Aqu�, en 1888 Re-examined, estaba la afirmaci�n de que el problema con la iglesia era su rechazo del mensaje del Se�or en 1888. Se la llamaba a una confesi�n colectiva de su culpa.
A la vez que el tema de la "predicaci�n Cristo-c�ntrica" se pudo haber convertido, para muchos, en nada m�s que una frase estereotipada, parece que L. E. Froom y R. A. Anderson se sintieron constre�idos a darle alguna sustancia al asunto. Siendo un historiador, el Dr. Froom lleg� a convencerse de que al Movimiento Adventista, previo a 1888, le falt� verdadera catolicidad. Ve�a a 1888 como un intento por lograr que la iglesia quedara establecida sobre lo que �l llam� las "verdades eternas" (la trinidad, la deidad de Cristo, la humanidad de Cristo y la expiaci�n). Froom vio a 1888 como un avance en el sentido de que purific� al movimiento del anti-trinitarianismo y del arrianismo. Pero tambi�n vio que la oposici�n del conservadurismo adventista impidi� una restauraci�n de todas las "verdades eternas Froom pensaba que era tiempo de que el adventismo se moviera de nuevo hacia adelante mediante una confesi�n incontenible de la naturaleza humana impecable de Cristo y de una expiaci�n consumada.
Es importantd notar que el �nfasis de Froom respecto a la relevancia de 1888 fue en torno a la catolicidad y no en torno a la justificaci�n por la fe. De modo que, el primer evento de gran importancia en el per�odo contempor�neo fue un enfoque en la catolicidad.
Para este tiempo de fermento renovado, en torno a toda la cuesti�n de 1888, dos eruditos evang�licos se abrieron paso hasta los l�deres adventistas para clarificar sus pensamientos respecto al estado actual del adventismo (�era el adventismo un culto o una iglesia evang�lica? ). Donald Grey Barnhouse y Walter Martin fueron calurosamente recibidos en la sede de la Asociaci�n General.
Los puntos de mayor preocupaci�n para Barnhouse y Martin eran: (1) La naturaleza humana de Cristo, (2) la expiaci�n, (3) el concepto de lo que es "Babilonia" y (4) la idea del "remanente". Despu�s de la discusi�n, Barnhouse y Martin quedaron sorprendidos y un tanto impresionados por las contestaciones que recibieron en estos aspectos de teolog�a. Froom y Anderson negaron que el adventismo hab�a ense�ado fundamentalmente ninguna de estas dos cosas: ni la naturaleza pecaminosa en Cristo, ni que la expiaci�n no hubiera sido completada en la cruz. Froom dijo que tales desviaciones pertenec�an a lo que �l llamaba el "extremo lun�tico" de la iglesia.9 Tan s�lo hab�a que notar las muchas declaraciones de la Sra. White respecto de la naturaleza impecable de Cristo y de su expiaci�n en la cruz. As� que, Barnhouse y Martin estuvieron satisfechos de que al Movimiento Adventista se lo reconociera como una denominaci�n evang�lica a pesar de sus rasgos heterodoxos (por ejemplo, la no inmortalidad del alma).
Aquello fue un encuentro hist�rico para el adventismo. No hab�a habido una reuni�n como esta desde el comienzo del movimiento. Los l�deres de la iglesia publicaron (y, de hecho, aparentemente los autores fueron L. E. Froom, R. A. Anderson y W. E. Read> el hist�rico volumen Seventh-day Adventists Answer Quest�ons on Doctrine (Los adventistas del s�ptimo d�a contestan preguntas doctrinales).10 Walter Martin public� un libro llamado The Truth About Seventh-day Adventism (La verdad respecto del adventismo del s�ptimo d�a).
Esta reuni�n hist�rica y la publicaci�n de Questionson Doctrine obtuvieron una recepci�n mixta entre los adventistas. Algunos recibieron el giro de los eventos como la vindicaci�n final del movimiento como denominaci�n leg�timamente evang�lica, mientras que otros (por ejemplo, M. L. Andreasen) la vieron como "echar r�o abajo al movimiento".11 En la obra Witnessing a Metamorphosis (Presenciando una metamorfosis),12 A. L. Hudson ve�a a la Iglesia Adventista pasando por una metamorfosis desde el estado de culto hasta el estado evang�lico reconocido y obviamente �l no estaba feliz con la nueva fraternidad.
Un examen de la revista Christianity Today (El cristianismo de hoy) en las ediciones de aquel tiempo mostrar� que los adventistas no fueron los �nicos que estuvieron divididos sobre la po -sici�n del adventismo yel significado de la reuni�n de Barnhouse y Martin con los l�deres de la Asociaci�n General.13
El libro Questions on Doctrine fue, respecto de lo que Froom llam� las "verdades eternas", un giro notable en direcci�n de la Reforma.14 Se llev� a cabo un avance definitivo en los temas de la encarnaci�n y de la expiaci�n. En este aspecto el libro sobre-pas� en un rasgo importante al reavivamiento de 1888.15 Este hecho da a la era contempor�nea una superioridad notable por encima de los dos per�odos previos que ya hemos visto.
Sin embargo, la importancia de Questions on Doctrine es menor cuando llegamos a la pregunta de si hubo o no adelanto en cuanto a la articulaci�n de la justificaci�n por la fe seg�n se expres� en los dos per�odos previos. En el referido volumen no hay un avance significativo en la soteriologia (doctrina de la salvaci�n) ni particularmente en la gracia.)6 El libro subordina la justificaci�n a la santificaci�n y adopta lo que Niebuhr denomin� como "el punto de vista agustiniano de la gracia".
Que uno es justificado no por la obediencia a la ley, sino por la gracia que es en Cristo Jes�s. Aceptando a Cristo, el hombre queda reconciliado con Dios, justificado mediante su sangre de los pecados del pasado, y salvado del poder del pecado mediante su vida inmanente.17
Sique a la secci�n acabada de citar esta declaraci�n:
As� es como el evangelio se convierte en el 'poder de Dios para salvaci�n - . .' Esta experiencia se efect�a mediante la divina agencia del Esp�ritu Santo . . - El honor y el m�rito de esta maravi//osa transformaci�n pertenecen totalmente a Cristo.18
Dado que el Dr. Froom fue uno de los autores de Questions on Doctrine, no es una sorpresa encontrarlo hablando de "justificaci�n inicial" en el libro que escribiera m�s tarde, Movement of Dest�ny. ~
Indudablemente el Dr. Froom ten�a la firme convicci�n de que todo el asunto de la relaci�n que sosten ian los adventistas con las "verdades eternas" deb�a ponerse en orden. Con su acostumbrada minuciosidad document� la gran deficiencia del movimiento en esta �rea en el per�odo previo a 1888,20 creyendo obviamente que la rectificaci�n en Questions on Doctrine honrar�a finalmente el mensaje de 1888 en el adventismo. Por consiguiente, en LeRoy Edwin Froom tenemos un retorno al �nfasis cat�lico de 1888. Sin embargo, a la vez que este retorno no debe subestimarse en lo que corresponde a su significado para el movimiento adventista, puede que el Dr. Froom no percibiera claramente que es posible ser "cat�lico" y seguir siendo a la vez un "cat�lico romano" en la soteriolog�a.
Questions on Doctrine esclareci� la posici�n de los adventistas a como cristianos en los ojos de muchos que hasta este punto estaban algo dudosos. Pero en t�rminos de cualquier avance real en la teolog�a del evangelio de la Reforma, su significado fue limitado. Al paso que la "catolizaci�n" del movimiento dej� en claro que los adventistas eran cristianos, no aclar� que eran cristianos parados en la valiosa l�nea de la Reforma, en vez de en la tradici�n cat�lico romana. Questions on Doctrine hizo poco por sustanciar la afirmaci�n adventista de ser herederos especiales de los reformadores. Sin embargo, y aparentemente, el Dr. Froom no se percat� de esto.
La insuficiencia soteriol�gica de Questions on Doctrine conp cerniente a la justicia por la fe se refleja en otras �reas del penodo. Con todas las buenas intenciones que haya habido en la producci�n del libro Aflame for God, el mismo no hace nada por enaltecer al adventismo como un gran exponente de la justificaci�n por la fe. Habla mucho de la necesidad de predicar el mensaje, pero rara vez puede uno encontrar un pasaje que procure siquiera delinear lo que es el mensaje. La contribuci�n de Ernesto Dick en "The Heart of Qur Message" (El coraz�n de nuestro mensaje),21 mencionado al comienzo de este cap�tulo, es un caso que nos sirve de ejemplo. iDick dice que el mensaje del movimiento adventista es ". . . la justificaci�n por la fe . . . la santificaci�n por la fe . . . la glorificaci�n por la fe ello juntamente .. . es justicia por la fe"! 22
La perspectiva de la justificaci�n como de utilidad s�lo para los pecados del pasado qued� claramente se�alada, por ejemplo, por el Comit� Ejecutivo de la Divisi�n Australasiana de los Adventistas del S�ptimo D�a en 1959. Leemos:
Frecuentemente se habla de la experiencia de la justificaci�n como de justicia imputada. La justificaci�n o la justicia imputada trata s�lo del pasado. La santificaci�n o justicia impartida trata s�lo del presente y con e/ futuro. La justificaci�n es el m�todo de Dios para tratar de /a vida pasada de pecados del hombre.23
Asimismo, en Through Crisis to Victory, A. V. Olson muestra que no entiende la doctrina paulina (o de la Reforma) cuando cita la posici�n de G. 1. But�er-posici�n obviamente en disparidad con la de la Reforma-para probar que �ste cre�a en la justicia por la fe.24 Olson cita, adem�s, los comentarios de J. H. Waggoner en Romanos 3:21 para mostrar que �ste tambi�n cre�a verdaderamente en la justicia por la fe. En su comentario, Waggoner dice que la justicia de Dios significa sus propios atributos, la revelaci�n de su voluntad y, "en tercer lugar, . . . la justicia de sus santos, cuyos caracteres son hechos conforme a su voluntad. En este sentido �ltimo es como se utiliza [la expresi�n] en 2 Corintios 5:21, 'para que nosotros fu�semos hechos justicia de Dios en �l' . . "25 Estas antiguas declaraciones adven tistas, citadas con aprobaci�n por Olson, son contrarias a la r el posici�n del verdadero protestantismo, sin embargo, son expre3ro- siones bastante buenas del romanismo cl�sico.
W. H. Branson, en su Drama of the Ages revela su creencia de z�n que la aceptaci�n en el juicio final descansa sobre la base de la ley obrada por el creyente.
Pero dado que la ley existe, sirve como testigo de la justicia de aquellos que, mediante el poder del Cristo que habita en ellos, cumplen con sus requerimientos.
Es decir, cuando un hombre quebranta siquiera uno de los m�s peque�os ara de los mandamientos y ense�a a otros que no es necesario que guarden la ley moral, Dios y los santos �ngeles del cielo tienen a ese hombre como el m�s peque�o entre los pueblos de la tierra. Este queda confirmado en el pecado. Pero cuando un hombre los guarda, todos ellos, y ense�a a otros la importancia de esta obligaci�n, la hueste celestial lo mira con aprobaci�n. Es llamado "grande" en el reino de los cielos. Esta ser� la base de la decidel si�n en el juicio final.
"El fin de todo el discurso o�do es este: Teme a Dios, y guarda sus man-vida damientos; porque este es el todo del hombre" Ec. 12:13. Un cristiano
que por medio de la fe en Jesucristo haya guardado fielmente los requerimientos de la ley quedar� absuelto; no hay condenaci�n por cuanto la ley no halla faltas en �l.26
El Dr. Eduardo Heppenstall present� en la significativa conferencia b�blica convocada por la iglesia en 195227 un docu mento llamado "Los pactos y la ley".28 Aqu� �l ve la justicia bi�n por la fe como justificaci�n y santificaci�n; pero mayormente hrio, como la �ltima:
El otro m�todo de lograr la armon�a entre el hombre y la ley es cambianjU5 do la naturaleza pecaminosa del hombre, de suerte tal que llegue a estar su nuevamente de acuerdo con la ley divina. Existe s�lo un m�todo por el cual reesto puede hacerse. Ese es el m�todo de la gracia gratuita, o de la justicia por la fe.
Por lo tanto, si dependemos del poder de Dios, el m�todo es uno de gracia.29
Para el Dr. Heppenstall, "el evangelio obra santidad en el hombre". Es lo que Dios hace en el alma.30 Heppenstall ve el contraste entre la letra y el esp�ritu como un contraste entre "la justicia por las obras" y la "justicia por la fe".31
A pesar de toda su estatura (dentro y fuera del adventismo), el Dr. Froom concuerda con la ense�anza del adventismo tradicional cuando afirma que la aceptaci�n en el juicio se basa, al menos en parte, sobre la obediencia interna del creyente (obrada, por supuesto, por Cristo en �l>:
4. La perfecta obediencia y justicia de Cristo. - Una obediencia meticul osa e intensiva de la ley moral jam�s producir� la justicia requerida en nosotros, sin la cual nadie podr� permanecer en la presencia de un Dios santo. Es �nicamente la perfecta obediencia y la justicia inmaculada de Cristo
-como Dios-hombre-tanto imputada como impartida a nosotros, lo que dar� satisfacci�n a las demandas de la sagrada ley y a los requerimientos de un Dios Santo 32
A pesar de que, en la d�cada de los 50, Questions on Doctrine dio un giro hacia el verdadero catolicismo de los reformadores, la comunidad adventista no corrigi� el fracaso de los a�os previos de su historia para hacer v�lida su reclamaci�n de ser los herederos especiales del evangelio de la Reforma. Esto lo indic� m�s la presencia del perfeccionismo en la era de 50.
El perfeccionismo puede hallarse en m�s de uno de los autores
de Qur Firm Foundat�on33 W. H. Branson aborda el tema de la justicia imputada y la impartida,34 En la primera parece ser bastante protestante. Pero cuando prosigue a la discusi�n de lasegunda se muestra a s� mismo como uno en desacuerdo con elpensamiento de la Reforma. Siguiendo la direcci�n fundamentalque el movimiento adopt� desde 1888 en adelante, Branson velas demandas de la ley como alcanzables por el Cristo interior:
Y, �cu�l ha de ser el resultado de la presencia permanente de Cristo en elcoraz�n humano y en la vida? El ha de obrar en nosotros, haciendo la so- voluntad de Dios a trav�s de nosotros, "porque Dios es el que en vosotros ~to. obra", Fil. 2:13. Mediante la vida y la obra de Cristo en nosotros seremos �sto "llenos de toda la plenitud de Dios" Ef. 3:19.~~
En nuestra breve evaluaci�n teol�gica de los dos per�odos previos mencionamos que la relaci�n entre el Cristo inmanente y el creyente siempre es (sospechosamente) ambigua. He aqu� un ejemplo cl�sico de parte de Branson:
El es capaz de hacerlo "mucho m�s abundantemente". Nosotros no podemas hacer nada, pero �l es poderoso para salvar. Su omnipotencia est� unida a nuestra humanidad, y nuestro �xito en producir una justicia est� en armon�a con "la potencia que obra en nosotros". Dado que ahora tal poder es Cristo, nuestras vidas reflejar�n sus virtudes y belleza. El es capaz.36
�Quiere decir esto que tenemos un Cristo pecaminoso, o un impecable? 37Branson es expl�cito:
Luego, para nosotros la perfecci�n es posible. El Dios que demostr� de poder levantando a Jes�s de entre los muertos puede tambi�n hacerlo a usted perfecto-perfecto en toda buena obra para hacer su buena voluntad. �C�mo se lleva esto a cabo? Es mediante Cristo obrando en nosotros. El hace en nosotros, y mediante nosotros, las cosas que son bien agradables a la vista de Dios.
As� es como recibimos su justicia. Y, con todo, no viene por nuestras propias obras sino mediante lo que �l hace por nosotros y a trav�s de nosotros.38
Una Transformaci�n
Esta experiencia trae una total transformaci�n de la vida. Llegamos a ser participes de la naturaleza divina, y las virtudes de Cristo reemplazan las obras de la carne.39
M�s adelante, en la misma obra, Branson delinea su l�gica: "Mientras Cristo permanece en control absoluto, no se comete pecado, dado que �l no es pecador."40
J. H. Jemison, en la misma obra, Qur Firm Foundation,41 desarrolla en un estilo muy expl�cito, el concepto de M. L. Andreasen de que la generaci�n final igualar� al Salvador en impecabilidad de car�cter.42
Aunque no entraremos en una exposici�n de la posici�n de Eduardo Heppenstall en su contribuci�n a la obra Qur Firm Foundation bajo "Los pactos y la ley",43 es importante notar que parece estar en armon�a con el perfeccionismo de Branson y de Jemison. Llamamos la atenci�n a esto debido a que el Dr. ros. El Heppenstall surge con una posici�n anti-perfeccionista en la pr�xima d�cada.
A�n m�s, es interesante notar otro defensor del perfeccionismo en la d�cada de los 50-La Comisi�n de Literatura de Defensa de la Asociaci�n General.44 (Decimos "interesante" porque m�s tarde la Comisi�n cambi� su posici�n completamente y public� en los a�os 60 un material anti-perfeccionista contra el "Despertar"). La Comisi�n reproduce, aprobando as�, unos p�rrafos que aparecen en una carta recibida "reciente mente de parte del Pastor A. W. Spalding, uno de nuestros m�s viejos hermanos, experimentado y altamente honrado. . ." Un p�rrafo lee como sigue:
Est� claro que esta experiencia [de perfecci�n] no vendr� a nosotros como pueblo, y �qui�n puede reclamar verla en s� mismo o en cualquier otro individuo? De hecho, este estado de perfecci�n no vendr� mientras este mos mirando ya sea a nosotros o a otros hombres. Viene solamente al que tiene sus ojos fijos en Cristo, al que se olvida del yo, quien est� completa mente vac�o del yo y quien est� lleno de Cristo. "Cristo en vosotros la esperanza de gloria."
La Agitaci�n de Brinsmead: Una B�squeda del Modo de Estar Firme en el Juicio Venidero
En muchos aspectos, la lucha espiritual de Roberto D. Brinsmead y de sus partidarios, fue el microcosmos de la lucha macroc�smica del adventismo del s�ptimo d�a hoy. Por lo tanto, una investigaci�n de la "agitaci�n de Brinsmead" proveer� un de trasfondo importante para lo que ya se ha dicho respecto de los dos per�odos pasados y lo que se ha de decir acerca de la teolog�a adventista del evangelio en la era moderna.
Primeramente necesitamos echar una mirada a algunos rasgos peculiares de escatolog�a adventista. Al igual que muchos movi evang�licos pre-milenaristas, los adventistas creen que la gran tribulaci�n preceder� a la segunda venida visible de Cristo. Ellos llaman a este periodo "el tiempo de angustia"-tiempo que infunde justamente tanto temor, o quiz� m�s a�n, que la tribulaci�n venidera esperada por otros evang�licos. Los adventistas creen que esto comenzar� al cierre del tiempo de prueba humano, o al final del tiempo de gracia, cuando ya no habr� intercesi�n en el santuario celestial-ni siquiera para los santos. Mientras muchos premilenaristas creen que el pueblo de Dios ser� arrebatado de este mundo antes de la tribulaci�n, los adventistas creen que los santos tendr�n que vivir a trav�s de ese tiempo terrible. En vez de tener un rapto pre-tribulaci�n, habr� un juicio especial preadvenimiento de todo el profeso pueblo de Dios, y en ese "juicio investigador" se colocar� sobre los fieles una "marca" o "sello" de protecci�n.
As� como otros premilenaristas esperan un rapto secreto que sacar� a los santos de este mundo en cualquier momento, los adventistas esperan un juicio final en el cielo que sellar� en cualquier momento a los justos para el tiempo de angustia. Ellos creen que es su comisi�n especial proclamar por doquiera, que esta"horade su juicio es venida" (Ap. 14:7). As� como predican la venida de Cristo literal, en poder y gloria, ven como su obra mayor preparar un pueblo que se mantenga en pie en este juicio y en la tribulaci�n venidera, cuando Cristo no abogar� ya m�s con su sangre en favor de los pecadores.
Como francamente lo admite Norval Pease, el �nfasis soteriol�gico adventista recae sobre la santificaci�n y la justicia impartida m�s bien que sobre la justificaci�n y la justicia imputada. 46 Nuestra investigaci�n de la literatura adventista de los dos per�odos previos confirma como verdad lo que dice Pease. Y seg�n ya notamos, ha habido una corriente muy fuerte de perfeccionismo corriendo a lo largo del movimiento. Se ha cre�do generalmente que si uno ha de pasar por el tiempo de angustia deber� estar sellado-y s�lo los que logren alcanzar un estado de perfecci�n moral y espiritual quedar�n sellados.47 Es cierto que los adventistas han hablado de salvaci�n por gracia y por medio de la justicia de Cristo, pero generalmente esto ha significado tener la gracia inmanente de Cristo a fin de poder guardar la ley lo suficientemente bien como para afrontar el escrutinio del juicio teniendo la justicia inmanente de Cristo (es decir, la santificaci�n). Se ha visto la justificaci�n s�lo como el paso inicial tomado por el creyente en el inicio de la vida cristiana. La justi
-ficaci�n hace a uno meramente candidato para el "sello", pero este logro supremo depende de que se llegue a estar lo suficientemente santificado como para salir absuelto en el terrible tribunal de Dios.
Como ejemplo de este �nfasis s�lo tenemos que recordar la ense�anza de Branson citada cerca del final de la secci�n previa de este cap�tulo. Branson es ejemplo t�pico de los adventistas que han ense�ado que Cristo en ellos puede guardar la ley tan perfectamente como lo hizo Cristo hace dos mil a�os, si tan s�lo los creyentes "se lo permiten". La doctrina del pecado original brilla por su ausencia, especialmente mientras se ha apelado a un enfoque simplista del poder de Cristo para hacer "todas las cosas".
Fue para 1955 que un joven agricultor australiano, Roberto Brinsmead, decidi� ir al Colegio de Avondale para estudiar teolog�a. El tom� en serio todo lo que su iglesia dec�a acerca de alistarse para el juicio, para el tiempo de angustia, y la venida del Se�or. Para �l, el asunto de "c�mo pasar el juicio" era un asunto candente.48
Brinsmead estaba un tanto perturbado por el conocimiento del pecado original, en forma similar a como lo estuvo Mart�n Lutero en el siglo diecis�is. En "Un an�lisis del mensaje de Despertar" anota estos comentarios:
A�os atr�s, en las d�cadas 50-60, llegu� a la firme convicci�n de que esta perspectiva general de alcanzar la perfecci�n era imposible y yana, fuese que uno mirase a ciertas declaraciones de la inspiraci�n, o a la historia o a la experiencia. Debido a esta doctrina, que se ense�aba cuando yo asist�a al colegio en 1955, muy pocas de las personas que yo interrogaba ten�an una esperanza real de estar listas para pasar el escrutinio del cercano juicio de los vivos. No es una exageraci�n decir que la mayor�a de esta gente viv�a con verdadero miedo y pavor al juicio, no teniendo forma alguna de prepararse para este evento excepto la de "tratar m�s fervientemente, con la gracia de Dios" y esperar que tal juicio no viniera tan pronto.49
Brinsmead no pod�a hallar gran solaz en el optimismo y c�ndidas respuestas de aquellos a quienes recurri� para obtener consejo. Sin embargo, en aquel tiempo le faltaba la pericia teol�gica necesaria para articular el problema del pecado original. El habl� de las "cicatrices del pecado" y del "registro del pecado" y m�s adelante, a�adi�ndole unas gotitas de terminolog�a freudiana, habl� del "pecado subconsciente".
Como ya fuera indicado, Brinsmead pudo hallar muy poca ayuda dentro de la teolog�a adventista sobre el tema del pecado original. Nuestra investigaci�n de la teolog�a del adventismo revela que, aparte de algunas referencias ocasionales de la Sra. White,50 el tema del pecado original ha estado casi totalmente ausente. Por lo tanto, Brinsmead se volvi� a los reformadores para obtener consejo y direcci�n. Parece que Brinsmead fue el primero dentro del adventismo que desarroll� y present� la doctrina del pecado original en forma sistem�tica.51 Queda claro de sus escritos que el problema antropol�gico cobr� magnitud en su pensamiento. No hay duda de que este problema antropol�gico se magnific� por la ense�anza adventista del juicio inminente, la tribulaci�n y la venida de Cristo.
La respuesta de Brinsmead al problema del pecado original lleg� a denominarse como el "mensaje del Despertar"-agitaci�n intra-eclesi�stica que perturb� al adventismo durante la d�cada de los 60. Si examinamos la respuesta de Brinsmead, resulta ser una curiosa combinaci�n del protestantismo de la Reforma y del entendimiento adventista del juicio pre-advenimiento. El elemento del protestantismo de la Reforma fue la doctrina de la justificaci�n, en tanto que el elemento adventista era la idea de que Dios perfeccionar�'a a la generaci�n final de los santos antes del advenimiento de Cristo. Las obras de Brinsmead muestran un esfuerzo monumental por armonizar estas dos corrientes de pensamiento; por resolver la imposible tensi�n entre la perspectiva de la Reforma sobre la justicia por la fe y el perfeccionismo adventista.52 Su teolog�a no era un c�rculo con un punto focal, sino una el�pse con dos puntos focales-la justificaci�n al estilo protestante y una segunda experiencia de perfecci�n al estilo Wesley-adventista.
El percatarse del pecado original hizo que Brinsmead rechazara toda la idea de alcanzar un estado de perfecci�n a fin de quedar listo para el juicio. Aqu� tenemos un claro avance desde la perspectiva de la santificaci�n, que hemos hallado hasta este punto mediante nuestra investigaci�n. Para Brinsmead, ninguna cantidad de gracia interna o de "justicia impartida" podr�a preparar a uno para resistir el juicio. S�lo Cristo ten�a suficiente justicia para pasar el juicio final, y, dec�a Brinsmead, �l est� en el juicio como Representante del creyente. Brinsmead lo expres� asi:
La idea de venir al juicio con la necesidad de misericordia o, muy especialmente, de que hombres arrepentidos, y todav�a pecadores, pudiesen entrar confiada y alegremente, por la fe, al juicio en la Justicia de un Sustituto, era un pensamiento nuevo para muchos. M�s que esto, eran las m�s dulces y gozosas nuevas que muchos hubiesen o�do. Ni el tiempo ni las circunstancias, ni las limitaciones de conclusiones err�neas, pueden borrar la memoria de almas que sollozaban de gran gozo a causa de la simple revelaci�n de que Cristo es nuestra justicia en el juicio; que este juicio es para nosotros; que la puerta est� abierta, y que, mirando a Cristo, podemos decir, ..... todo est� prevenido; venid a las bodas" ~
Brinsmead prosigue insinuando, con palabras que nos recuerdan vagamente a Niebuhr, que este descubrimiento era un modo muy nuevo dentro del adventismo y un modo que parec�a negar el poder de Dios para hacer justo al creyente:
Por lo tanto, nosotros rechazamos totalmente cualquier perfeccionismo aqu� y ahora. Entendimos claramente que esto era imposible dentro del tiempo de la vida probatoria del creyente, excepto en Cristo Jes�s (v�ase, Testimonies, vol. 4, p�g. 367>. A muchos les pareci� que est�bamos negando el poder del evangelio de hacernos perfectos ahora, y, en las palabras de un cr�tico, algunos hablaron en forma burlona de nuestra yana esperanza de entrar al juicio "en el bolsillo de la rectitud personal de Cristo".54
En vez de mirar s�lo con miedo y temor hacia el juicio inminente, Brinsmead ense�� que uno deb�a anticiparlo con grande gozo y alegr�a. Los creyentes deb�an decir junto con Lutero:
"Oh, feliz d�a del Juicio." Las siguientes estrofas de un himno del Despertar resumen el pensamiento de Brinsmead:
Cristo est� por m�en el juicio,
mis pecados lleva en s�,
El cordero ensangrentado,
intercede a�n por m�.
Cristo est� por m�en el juicio
Nada tengo que ofrecer,
Pero en �l mi todo encuentro,
Su justicia es mi poder.55
El otro elemento en la teolog�a de Brinsmead era el perfeccionismo. Debe recordarse que los seguidores del Despertar hab�an rechazado el perfeccionismo en el aqu�-y-ahora. Sin embargo, para este tiempo Brinsmead estaba demasiado impregnado del concepto de Andreasen, tocante a la generaci�n final, como para negar que los que vivan durante el "tiempo de angustia" estar�an del todo sin pecado. En las propias palabras de Brinsmead:
Con todo, en aquel tiempo, no rechazamos, ni pod�amos rechazar, la idea tradicional adventista de ser impecables a fin de poder vivir sin la mediaci�n de Cristo despu�s del cierre del tiempo de gracia. En lo que a nosotros concern�a, esta idea todav�a segu�a siendo "Adventismo fundamental". Concluimos luego, que esta experiencia final "inalcanzable~~ seria un regalo de la misericordia gratuita de nuestro Juez, es decir, que la obra ser�a llevada a cabo en el pueblo de Dios mediante la "expiaci�n final" y la lluvia tard�a.56
Tal como lo indicamos aqu�, la contribuci�n peculiar hecha por Brinsmead era la de ver a los que pertenec�an a la generaci�n final como teniendo el pecado original erradicado de ellos en el juicio pre-advenimiento. En otras palabras, lo que el protestantismo ortodoxo ve�a que se llevaba a cabo en ocasi�n del segun do advenimiento de Cristo, Brinsmead lo vio como que se llevaba a cabo en el juicio que precede al advenimiento seg�n la escatolog�a adventista. Pese a todo cuanto dijo de la toda suficiencia de Cristo, todav�a manten�a que despu�s del juicio preadvenimiento y pre-tribulaci�n, el perfeccionismo ser�a una realidad. Distintamente de Wesley, que dej� su "segunda bendici�n" colgando de un "ninguna parte" o de un "alguna vez" m�sticos, Brinsmead at� la perfecci�n a un evento escatol�gico inminente.
En toda la teolog�a de Brinsmead previa a 1970 est�n presentes los dos elementos de justificaci�n y perfecci�n.57 i Realmente son extra�os compa�eros de casal En el contexto de la Reforma, el primero demanda que el segundo quede excluido, y el segundo es hostil al primero porque no tiene lugar para el simul justus et peccator (justo y pecador a una misma vez) de la Reforma. Antes de 1970 Brinsmead intent� sostener juntamente al "protestantismo hist�rico" y lo que �l ve�a como "adventismo hist�rico". Algunas reproducciones excelentes de la teolog�a de la Reforma quedan viciadas, en sus publicaciones, por un perfeccionismo escatol�gico inconsistente.
A pesar de la oposici�n de los l�deres de la iglesia a la teolog�a de Brinsmead, parece que �l hizo una contribuci�n duradera dentro del adventismo.58 Surgi� entonces un peque�o grupo de eruditos adventistas que reconocieron el problema del pecado original y dijeron que �ste permanec�a hasta la venida de Cristo.59 Estos eruditos se opusieron al nuevo enfoque de Brinsmead sobre el perfeccionismo a la misma vez que �ste se opon�a al perfeccionismo tradicional de hombres como VV. H. la Branson.
Sin embargo, a pesar de la contribuci�n de Brinsmead, la agitaci�n se tom� tensa y un tanto beligerante. Alrededor de todo el mundo a la gente que mostraba alguna simpat�a hacia el mensaje del Despertar se los depon�a de sus posiciones y/o se los remov�a de la membres�a de la iglesia.60
La situaci�n fue algo similar a la de 1888. Los que rechazaron a E. J. Waggoner A. T. Jones rechazaron un �nfasis que pudo muy bien haber ayudado a las generaciones futuras para hacer v�lido su reclamo de ser los herederos especiales del evangelio de la Reforma. Igualmente sucedi� con Brinsmead. El estaba Y entonando una nota elevada en la teolog�a de la Reforma-la el nota de la suficiencia del obrar y del morir de Cristo como el la Representante del hombre-una nota que Waggoner y Jones hab�an entonado. Con todo, Brinsmead tuvo que salir de la Iglesia Adventista y esto hizo mucho m�s dif�cil para los que permanecieron leales a su denominaci�n dirigir una mirada objetiva a su �nfasis reformado.
Brinsmead completa su peregrinaje hasta Lutero y Calvino
En 1970, Brinsmead emprendi� una investigaci�n intensiva de lateolog�ade los reformadores. No s�lo ley� a los reformadores, sino que tambi�n hizo un estudio de la teolog�a cat�lica. Por vez primera lleg� a entender la diferencia real entre la Reforma y la Iglesia Cat�lica Romana. Se sorprendi� al aprender que los cat�licos romanos no ense�aban una escueta doctrina de salvaci�n mediante el m�rito humano.
Las "Disertaciones sobre G�latas" de Lutero le ense�aron a Brinsmeadel significado de la justicia por la fe seg�n la Reforma como justificaci�n sola. Hasta este punto, hab�a pensado que la justicia por la fe significaba justicia imputada e impartida. Por consiguiente, su perfeccionismo escatol�gico era el final (bien que por gracia) de un proceso gradual de santificaci�n. Pero ahora aprendi� el concepto de los reformadores tocante a la justicia por la fe. Vio que la justicia por la fe y la impecabilidad en el creyente se exclu�an mutuamente.
Antes de esto, ninguno de los cr�ticos de Brinsmead (ni siquiera Heppenstall, Ford o LaRondelle) hab�an sido capaces de conmover su perfeccionismo escatol�gico, porque ellos tambi�n ve�an a la justicia por la fe como ambas cosas: justificaci�n y santificaci�n. Pero ahora Brinsmead se enfrentaba a una seria decisi�n. Hab�a llegado al punto donde pod�a ver que el sola fide (fe sola) de la Reforma estaba opuesto al perfeccionismo ontol�gico en el proceso hist�rico, aunque fuera 4ste el perfeccionismode la generaci�n final. Un elemento o el otro ten�a que eliminarse. Brinsmead entreg� su perfeccionismo y se qued� con el so/a fide de los reformadores.
Un estudio de la teolog�a de Brinsmead a partir de su nuevo giro revela un antagonismo apasionado hacia el gratia infusa (gracia infusa) medieval y contra todas las formas de perfeccionismo. En 1971 abort� aparentemente un intento de reconciliaci�n con los l�deres de la Iglesia Adventista y Brinsmead dedic� su atenci�n a la edici�n de la revista Present Truth (Pregonero de Justicia,en espa�ol), donde ha articulado durante los �ltimos nueve a�os su descubrimiento de la teolog�a de la Reforma. Es el Brinsmead de Present Truth el que ahora hace entrar a la Iglesia Adventista en un di�logo teol�gico-di�logo que concierne a aquello que es lo m�s fiel al cometido del movimiento en el mundo.
La teolog�a del adventismo del s�ptimo d�a durante las d�cadas de los a�os 60 y 70, especialmente (aunque no exclusivamente) en la Review and Herald (La Revista Adventista, versi�n hispana), ha sido una teolog�a en di�logo con Brinsmead fuera de la iglesia y con sus partidarios dentro de la iglesia. Es a este di�logo a lo que ahora debemos dedicar nuestra atencion.
1. Este t�tulo "Frente a un comienzo favorable" fue tomado de Aflarne for God (Encendidos para Dios), presentaciones y discusi�n de panel de la pre-sesi�n del Concilio de la Asociaci�n Ministerial de los Adventistas del S�ptimo D�a, a�o 1950. Miles de l�deres adventistas y ministros de alrededor de todo el mundo se reunieron en San Francisco, Ca. en 1950 para la sesi�n de la Conferencia General de la Iglesia. La Asociaci�n Ministerial condujo una pre-sesi�n que trat� el tema de "la predicaci�n Cristo-c�ntrica".
2. V�ase nota 1, anterior.
3. A llame for God, p�gs. 81-88.
4. Ibid., p�g. 82.
5. Ibid., p�g. 85.
6. Ibid.
7. Ibid., p�g. 86. Enfasis nuestro.
8. Este comentario de Wieland (hallado tambi�n en sus escritos subsiguientes) refleja un sentir-compartido por no pocos adventistas-de sospecha hacia el protestantismo evang�lico moderno. Aceptando el hecho de que gran parte del protestantismo moderno merece cr�tica, no obstante, el Sr. Wieland tiende a considerar como sospechoso a todo el protestantismo.
9. Los hechos hist�ricos no dar�an apoyo a la coartada de Froom. Antes
de 1950 casi todos los autores adventistas ense�aron una naturaleza pecaminosa en Cristo y su obra de expiaci�n como incompleta.
10. De aqu� en adelante Questions Qn Doctrine.
11. Por ejemplo, M. L. Andreasen en sus Letters of the Churches, se opuso a Questions on Doctrine en los aspectos de la encarnaci�n y de la expiaci�n. Comp�rese con el art�culo de Roy Al�an Anderson "Humano no carnal" en The Ministry, sept. 1956, p�gs. 14-15. Comp�rese tambi�n con el libro de Francis D. Nichol, Answers to Objections (Respuestas a objeciones>,en lo que toca a la doctrina de la expiaci�n desde 1888 hasta la era de 1950.
12. Esta obra es una compliaci�n de art�culos por Donald Grey Barnhouse y Walter Martin, los cuales aparecieron en la revista Eternity (Eternidad), y de otros art�culos de E. Schuyler English y Walter Martin que aparecieron en la revista Our Hope <Nuestra Esperanza>. Tambi�n existe el registro de una conversaci�n entre Barnhouse y A. L. Hudson "concerniente a la relaci�n entre los editores de la revista Eternity y la Asociaci�n General de los Adventistas del S�ptimo D�a" <pt. 3). Se afirma que Barnhouse y Martin dieron seguridad a Hudson de que ellos hab�an recibido aprobaci�n escrita certificando la precisi�n de sus art�culos antes de ser publicados. El significado de esta menci�n radica en el hecho de que existe un desacuerdo considerable entre los adventistas respecto de cu�n oficial es realmente Questions on Doctrine. Algunos toman la posici�n de que es tan oficial como cualquier otra publicaci�n que haya sido sacada por la Asociaci�n General de la iglesia, en tanto que otros toman la posici�n de que representa meramente las opiniones de unos pocos l�deres de la iglesia con mentalidad muy cat�lica (universalista). Esta diferencia de opini�n permanece a�n hasta el presente y es significativa, no en grado menor, en lo que respecta a la �ltima fase de la crisis dentro del adventismo tocante a la naturaleza y significado de la justicia por la fe. M�s adelante tendremos ocasi�n de se�alar la relaci�n precisa de Questions on Doctrine con el conflicto presente.
13. Christianity Today public� un reportaje bastante amplio del libro Questions on Doctrine y temas afines, dando la oportunidad tanto a los evang�licos como a los adventistas de expresar sus opiniones. V�ase a Juan Gerstner en "Current Religious Thought" (Pensamiento religioso actual), Christianity Today, marzo 3 de 1958, p�g. 39; a Haroldo Lindsell en "What of Seventh-day Adventism? " (�Y qu� del adventismo de s�ptimo d�a?), pt. 1, ibid., marzo 31, 1958, p�gs. 6-8. <Para este tiempo Lindsell era decano de la facultad en el Seminario Teol�gico Fuller, en Pasadena, Ca.); a O. J. Ritz en "The Problem of Prejudice" (El problema del prejuicio), ibid., marzo 31, 1958, p�gs. 8 en adelante; a Lindsell en "What is Seventh-day Adventism? ". pt. 2, ibid., abril 14, 1958. p�gs. 13 en adelante;a HeribertoS. Bird en "Another Look at Adventism" (Otra mirada al adventism>, ibid., abril 28, 1958. p�g. 14; a "Adventists and Others" (Los adventistas y otros), en "Eutychus and His Km", ibid., mayo 12, 1958, p�g. 23; a "Adventist Avalanche" (Alud adventista), en "Eutychus and His Km", ibid mayo26 de 1958, p�g. 16; a Frank H. Yost en "A Seventh-day Adventist Speaks Back" (Un adventista responde), ibid., julio21 de 1958, p�gs. 15-18; a "First Day of the Week" (Primer d�a de la semana) en "Eutychus and His Km", ibid., julio 21 de 1958, p�gs. 25-26; a Heriberto S. Bird en "Reply to an Adventist" (Contestaci�n a un adventista), ibid., 18 de agosto, 1958, p�gs. 24-25; a Frank A. Lawrence en "Exhaustive a Research" (Investigaci�n exhaustiva), rese�a del libro de Martin, The Truth About Seventh-day Adventism (La verdad respecto al adventismo del s�ptimo d�a), ibid., 4 de julio de 1960, p�g. 36; a Walter Martin en "Questions on Doctrine: ACleft in Seventh-day Adventism? " (Questions on Doctrine: �Una grieta en el adventismo del s�ptimo d�a? ), editorial, ibid., 19 de dic. 1960, p�g. 24; a Francis D. Nichol, "On the Fringe" (En el borde) -escrito por Nichol, editor de la Review and Herald refiri�ndose al libro de Martin-, y la respuesta de Martin a Nichol, ibid., 30 de enero, 1961, p�g. 16; a Francis D. Nichol, en "Reminder to Rejoinder", ibid., 13 de marzo de 1961, p�g. 19-20; a "Adventist Literature" (Literatura adventista), ibid., marzo 26, 1961, p�g. 38; a Walter Martin en "Years Tao Late" (A�os muy tarde), rese�a del libro de Heriberto 5. Bird, Theology of Seventh-day Adventism (Theolog�a del adventismo del s�ptimo d�a), ibid., marzo 2, 1962 (El punto de Martin es que Bird no investig� la literatura adventistacontempor�nea,de otra manera habr�a comprendido que los adventistas hab�an purgado las aberraciones cristol�gicas por las que Bird les levant�cargos);a Haroldo Lindsell en "The Best Four-in-One" (El mejor cuatroen-uno), rese�a del libro de Hoekema, Four Major Cults, ibid., enero 31 de 1964 (Lindsell critica al libro, que en otros aspectos es excelente, porque no toma en cuenta a los "hermanos Brinsmead" y la agitaci�n del Despertar que habr� de tratarse m�s adelante en este libro; a A. J. Escobar (un adventista) en "Eschatology-Great Divider" (Escatolog�a-El gran divisor), ibid., marzo 27, 1964, p�g. 21.
14. V�ase especialmente a "Questions about Christ" y a "Questions on Christ and His Ministry in the Sanctuary", Questions on Doctrine, p�gs. 33-86, 339-445. V�anse tambien los apendices en las p�ginas 64 1-692 para las citas de Elena G. de White en asuntos controversiales entre los evang�licos y los adventistas.
15. La naturaleza humana de Cristo y la naturaleza de la expiaci�n fueron asuntos que no quedaron establecidos en 1888.
16. La diferencia entre Questions on Doctrine y la Reforma, en lo que toca a la gracia, puede verse en la siguiente nota hallada bajo el encabezamiento de "Bible Definition of Grace": "Esta es la gracia de Dios en su sentido peculiar del Nuevo Testamento. Es el amor de Dios ilimitado, todo abarcante y transformador hacia los hombres y mujeres pecaminosos; y las buenas nuevas de esta gracia, como se revela en Cristo Jes�s, es el 'poder de Dios para salvaci�n' (Ro. 1:16). No es meramente/a misericordia y disposici�n de perdonar por parte de Dios, sino un poder activo, en�rgico y transformador para salvar. As� que puede llenarse a una persona (Jn. 1:141, puede concederse (Ro. 12:3, 61, es todo-suficiente (2 Co. 12:9; comp�rase con Ro. 5:20), reina (Ro. 5:21), ense�a (Tit. 2:11, 12), afirma el coraz�n (He. 13:9). En algunas ocasiones la 'gracia' casi parece ser equivalente a 'evangelio' (Col. 1:6) y al obrar general de Dios (Hch. 11:23; 1 P. 5:12)" (Questionson Doctrine, p�gs. 137-138). Enfasis nuestro.
17. "Fundamental Beliefs of Seventh-day Adventists" (Creencias fundamentales de los adventistas del s�ptimo d�a>, Questions on Doctrine, p�g. 13. Enfasis nuestro.
18. Ibid., �nfasis nuestro.
19. Froom, Movement of Destiny, p�g. 650.
20. V�ase ibid., p�gs. 148-1 87. Sin embargo v�anse las p�gs. 526, 530 para encontrar all� la aprobaci�n del libro The Glad Tidings y dem�s libros de Waggoner.
21. Aflame for God, p�gs. 81-88.
22. Ibid., p�g. 84.
23. Comit� Ejecutivo de la Divisi�n Australasiana, Righteousness by Faith (Justicia por la fe), p�gs. 7. 8. Enfasis nuestro.
24. Olson, Through Crisis to Victory, p�gs. 45-47.
25. La secci�n que Olson cita es la de la Review and Herald del 23 de sept. de 1884, p�gs. 616-61 7.
26. Drama of the Ages (El drama de los siglos), de Branson, p�g. 308. ~aith
27. Reportado en Our Firm Foundation.
28. Eduardo Heppenstall, "The Covenants and the Law" en Our Firm Foundation, 1:435-492. V�anse p�gs. 464, 484, 489.
29. Ibid., p�g. 464. Este es el punto de vista agustiniano de la gracia y no el protestante.
30. "La ley y el evangelio llegan a ser tan inseparables como lo son la luz y el calor en el sol. Dios demanda de los hombres santidad. El evangelio obra en los hombres santidad. En tanto que la ley permanezca escrita meramenteen piedra, los hombres encontrar�n dif�cil obedecer el mandamiento. Mientras el coraz�n sea de piedra, el mandamiento parece de piedra" (ibid., p�g 484>.
31. "En tercer lugar, el hecho de que el Esp�ritu Santo escribe la ley de Dios en la mente y el coraz�n proclama en t�rminos inequ�vocos que esta experiencia viene s�lo por medios sobrenaturales y nunca por medios naturales. El asunto entre la ley y el Esp�ritu, entre la justicia por las obras y la justicia por la fe, es este: �Se salva el hombre a s� mismo o lo salva Dios? La uni�n de la ley y el evangelio en la vida es algo que Dios hace para el hombre y que el hombre no puede hacer por s� mismo" (ibid.l. "El mandamiento del s�bado, m�s que ninguno de los otros, significa la unidad de la ley y el evangelio. Significa el descanso de la obra completada de Dios en el alma, el descanso de la justicia por la fe. Es al s�bado del s�ptimo d�a a lo que se apela a todo lo largo de la historia de Israel como prueba de la obra del Esp�ritu mediante el pacto eterno" (p�g. 4891.
32. Movement of Destiny, de Froom, p�g. 670.
33. Our Firm Foundation es un reportaje de la Conferencia B�blica de los Adventistas del S�ptimo D�a, llevada a cabo desde el primero hasta el d�cimotercer d�a de septiembre de 1952, en la Iglesia Adventista del S�pce timo D�a de Sligo en Takoma Park, Maryland, EE. UU. de N. A.
34. W. H. Branson, "The Lord Our Righteousness" (Jehov� justicia nues~la tra> en Our Firm Foundation, 2:573-618.
35. Ibid., p�g. 594.
36. Ibid., �nfasis del original.
37. iPor no levantar la pregunta de si tenemos aqu� o no una nueva uni�n hipost�tical
38. "The Lord Our Righteousness" de Branson en Our Firm Foundation, 2:595.
39. Ibid., �nfasis nuestro.
40. Ibid., p�g. 597. Branson, al igual que todos los perfeccionistas (es decir, los que creen en una perfecci�n en el aqu�-y-ahora> no parece comprender el dilema que tal posici�n confronta. Si Cristo est� en pleno control, y el creyente peca, entonces tal pecado debe atribuirse a Cristo; de otra forma, el pleno control que Cristo ejercita, seg�n se dice, debe ser limitado. Esta es una de las debilidades b�sicas del perfeccionismo adventista previo a 1950, y del perfeccionismo del "movimiento de santidad" evang�lico, del cual el adventismo ha sacado abundantemente. Esta misma debilidad es evidente en los escritos de Froom. V�ase Leroy Edwin Froom, La venida del Consolador, p�gs. 144, 150. V�ase adem�s idem, en Movement of Destiny, p�gs. 320-322, donde Froom reconoce su deuda al movimiento de santidad.
41.J. H. Jemison en "The Companions of the Lamb" <Los compa�eros del Cordero) en Our Firm Foundation, 2:403-424.
42. ". . . una experiencia que se iguale a la del Salvador . . . su vida [fue] impecable" <Ibid., p�g. 412>.
43. V�ase la nota 28 anterior.
44. V�ase la contestaci�n de La Comisi�n de Literatura de Defensa a Roberto J. Wieland y a Donald K. Short, del 4 de diciembre de 1951 en el libro de Hudson,A Warningand Its Reception, p�gs. 248-251.
45. Ibid., p�g. 249. Comp�rese lo siguiente: ". . - como no hemos recibido la plenitud de Cristo, no hemos terminado, por consiguiente, la obra y llegado a la gloria" (p�g. 250>. Comp�rese, adem�s, con la p�g. 251.
46. Solamente por Fe, de Pease, p�g. 178.
47. Son legiones las publicaciones adventistas oficiales y extraoficiales que abogan por esto, tanto en el pasado como en el presente-por ejemplo, Gordon Collier, LeRoy Edwin Froom, W. H. Branson, y M. L. Andreasen.
48. Recordando sus d�as de colegio, Brinsmead dijo: "Recuerdo una ilustraci�n que se daba en el colegio para demostrar la diferencia entre la justicia imputada y la impartida. El disertante colocaba un vaso en el escritorio frente a la clase. Entonces dec�a: 'Nosotros estamos como esto, pero necesitamos algo que nos cubra'. Entonces sacaba de su bolsillo un pa�uelo blanco y limpio y cubr�a el vaso se�alando que eso representaba la justificaci�n, la justicia imputada de Cristo Jes�s. Entonces dec�a: 'Mientras permanecemos bajo la cobertura de la justicia imputada de Cristo, �l nos empieza a llenar con su justicia <justicia impartida> para la santificaci�n, de modo que crecemos m�s y m�s a la semejanza de Cristo Jes�s' ... Este querido anciano, entonces, levantaba el pa�uelo y echaba una mirada al vaso, explicando: 'A medida que nos acercamos al fin del tiempo, al cierre de la prueba, Dios nos mira.' Y demostraba esto levantando el pa�uelo <la justicia imputada> mirando al vaso. Pero Dios dec�a 'Ah, no-todav�a no est�n listos. No se pueden sostener sin justicia imputada en este tiempo; no tienen a�n suficiente justicia impartida, les falta un poquito. . .perm�taseles quedar con la justicia imputada un poco m�s de tiempo'. As�, Dios le daba a su pueblo un poquito m�s de tiempo. Finalmente ... �l quitaba la cobertura, y Dios se�alaba: 'Helos ah�. Iguales a mi Hijo!' Ahora bien, lo extra�o de la ilustraci�n era que el vaso estaba tan desnudo al final de la demostraci�n como al principio. De hecho, el profesor estaba en realidad probando algo que no era su intenci�n probar, y es que si usted toma al mejor santo que jam�s haya vivido en la tierra y le quita la cobertura de Dios.. .los m�ritos de Cristo Jes�s, . . .�c�moqueda? Como un laodicense- desnudo (Ap. 3:17>. Pero nosotros ten�amos algunas dificultades con tal idea debido a que est�bamos convencidos de que la hora del juicio de Dios hab�a venido. . . En el lugar sant�simo se hallaba la santa ley de Dios, que demandaba justicia ... m�s elevada que lo que el m�s elevado pensamiento humano puede alcanzar" (Roberto D. Brinsmead, "AII Things Are Ready" (Todo est� dispuesto>, reportaje de un serm�n dictado en diciembre de
1976>.
49. Roberto D. Brinsmead, "Un An�lisis del Mensaje de Despertar", parte 1, Llamado al Santuario, vol. 4, no. 3, p�g. 6.
50. V�ase a Elena G. de White, en la Review and Herald de abril 16 de 1901; la de agosto 19 de 1890; la del 29 de noviembre de 1887; idem, Conducci�n del ni�o, p�g. 448; idem, Testimonies, 2:710; 3:343; 4:496; idem, Joyas de los testimonios, p�g. 585; idem, MV Life Today, p�g. 261; idem, El conflicto de los siglos, p�g. 562.
51. V�ase a Roberto D. Brinsmead en Sanctuary Institute Syllabus IV: Original Sin (4to compendio del instituto sobre el santuario: el pecado original>, p�gs. 5-47. La ense�anza de Brinsmead en esta secci�n de la publicaci�n es tan bien fundamentada en lo concerniente al pecado original como cualquier otra que se presente en otra parte, incluyendo a Lutero y a Calvino.
52. V�ase el Syllabus citado en la nota 51 anterior.
53. Brinsmead, "Un An�lisis del Mensaje de Despertar", parte 1, p�g. 6, Llamado al Santuario, vol. 4, no. 3.
54. Ibid.
55. Roberto A. McCurdy, Jr., "Cristo est� por m�en el juicio", Llamado al Santuario, vol. 2, no. 3, p�g. 15. El original se encuentra en el himnario Awake and Singl (iDespertad y cantad! >, p�g. 4. Comp�rese con The Open Door (La puerta abierta> de Roberto D. Brinsmead, p�gs. 4-5; idem, Tidings of Great Joy (Nuevas de gran gozo>, p�gs. 15-16. N�tese lo siguiente: " iCu�ntos intentan entrar a las bodas viviendo a la altura de todas las normas de la ley! As� se le roba a Cristo su gloria. S�lo hay un Hombre que puede pasar el juicio-el Hombre Cristo Jes�s"(idem, Tidings of Great Joy, p�g. 16>.
56. Brinsmead en "Un An�lisis del Mensaje de Despertar", parte 1, Llamado al Santuario, vol. 4, no. 3, p�gs. 6, 7.
57. En los comienzos de la d�cada de los 60, Brinsmead confund�a a la justificaci�n con la regeneraci�n en el momento de la conversi�n del pecador. Pero su concepto reformado del pecado original lo indujo a articular una ense�anza clara de c�mo el creyente es aceptado en el juicio. Ense�� que esto se efectuar�a �nicamente por la justicia que intercede a su favor en la presencia de Dios. Este fue el aspecto v�lido y vital de la contribuci�n de Brinsmead.
58. La teolog�a de Brinsmead ha sido tenida como una amenaza a la "integridad de la denominaci�n". Algunos han atacado a Brinsmead porque, a sus ojos, �l estaba limitando el poder de Dios para santificar ontol�gicamente a su pueblo.
59. Tales eruditos fueron: El Dr. Eduardo Heppenstall, el Dr. Desmond Ford y el Dr. Hans K. LaRondelle. Ya hicimos anteriormente referencia a la disertaci�n doctoral de LaRondelle, tocante al perfeccionismo, bajo la tutela del erudito reformado G. C. Berkouwer, en Amsterdam (v�ase el cap. 1, nota 16>.
60. A. L. Hudson sin duda estaba en lo correcto cuando dijo que "el conflicto desagradable fue causado por la naturaleza pecaminosa de los que propugnaban el asunto y la naturaleza pecaminosa de los que se opon�an al asunto". En 1969, Brinsmead escribi�: "Ser�a excesivamente ingenuo o irrealista imaginarse que nuestros descubrimientos fueron dados a conocer en perfecto tacto. Desafortunadamente, los oficiales de la iglesia no contemplaron nuestras actividades con el menor grado de indulgencia benigna. La oposici�n era justamente tan vivaz y entusiasta como la agitaci�n del mensaje de Despertar." (Roberto D. Brinsmead, The Timing of Revelation 18 and the Perfecting of the Saints. An Answer to Dr. Desmond Ford and Pastor L C. Naden (El tiempo de apocalipsis 18 y el perfeccionamiento de los santos. Una respuesta al Dr. Desmond Ford y al Pastor L. C. Naden>, p�g. 34.
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