Hemos �ntentado entender al advent�sta como �l se comprende a s� mismo, y el cuadro obtenido como resultado de nuestra in- vestigaci�n ha salido un tanto diferente del que presentan muchas otras evaluaciones del adventismo hechas desde fuera del movi- miento. El adventista se ve a s� mismo como escogido especial- mente por Dios para llevar la Reforma inconclusa del siglo diecis�is a su fin designado divinamente. Tal obra envolver� una proclamaci�n del evangelio con poder de la "lluvia tard�a" como no es posible para ning�n otro cuerpo religioso.
Luego, dirigimos nuestra atenci�n hacia el coraz�n de la Reforma para refrescar nuestro entendimiento del evangelio de Lutero y de Calvino. El objetivo de esto fue el de obtener una clara comprensi�n de la norma por la que hemos de medir la manera como los adventistas han llevado a cabo su labor y validado su asombroso reclamo.
En la parte II de este libro vamos a delinear su desempe�o de esta labor desde el comienzo del movimiento hasta el a�o 1950. Como la era de 1950 a 1980 es el foco principal de esta obra, no intentaremos tratar exhaustivamente el per�odo m�s temprano.
Queremos hacer otras dos observaciones preliminares. El deseo de este autor es el de investigar con simpat�a; por cuanto se cree que tal constituye la mejor clase de cr�tica. Queremos se�alar tambi�n que en vista de que el adventismo est� siendo visto como un movimiento din�mico, nos reservaremos el juicio final sobre el movimiento para el punto donde �ste alcanza su m�xima expresi�n de madurez.
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